Un jovencísimo Miguel Barbosa Huerta (al centro de la imagen) sonríe.
Es 1999 y no sabe que a partir de ese momento tendrá una carrera política exitosa y fructífera.
Tampoco imagina que rebasará –por la izquierda– a todos los líderes de la ídem.
Y que por muchos años será el hombre fuerte del PRD en el estado.
Menos, mucho menos sabe que llegará a ser diputado federal y presidente del Senado de México (del 1 de septiembre de 2014 al 31 de agosto de 2015).
Y que, pese a todo y contra todo, se convertirá en gobernador constitucional de Puebla, hecho del cual mañana se cumple ya un año.
Doce largos meses navegando entre aguas turbulentas y en medio de una de las peores pandemias de la historia.