El día de ayer, las autoridades de Salud de Rusia anunciaron que finalizaron las pruebas clínicas de una vacuna que combatiría la COVID-19 y prometieron que producirán millones de dosis a partir de 2021; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reaccionó con cautela, recordándoles que deben cumplirse todas las fases de testeo antes de que se conceda una licencia.
El ministro ruso de Comercio, Denis Maturov, aseguró que pronto tendrían la capacidad de producir cada mes centenares de miles de dosis y que a principios del próximo año serían ‘varios millones’.
“Según las primeras estimaciones, podremos proporcionar a partir de este año varios centenares de miles de dosis de la vacuna cada mes y luego varios millones desde principios del año que viene”.
Asimismo, Maturov explicó que en septiembre tres empresas biomédicas comenzarán la producción industrial de la vacuna desarrollada por el laboratorio de investigación en epidemiología y microbiología Nikolái Gamaleia.
Sin embargo, investigadores internacionales alertaron sobre la rapidez de la generación de estas posibles vacunas rusas contra el coronavirus y consideraron que ‘no se habían respetado varios procesos científicos para acelerar un trabajo realizado bajo la presión de Moscú’.
Esta reacción fue similar a la de los expertos de la OMS, quienes recordaron que deben cumplirse todas las fases de testeo antes de que se conceda una licencia.
En una rueda de prensa en línea, Christian Lindmeier, portavoz de la OMS, resaltó:
“Hay actualmente cientos de vacunas (contra la COVID-19) en proceso de prueba, y deben cumplir las guías y regulaciones para proceder de forma segura. En ocasiones, se reportan hallazgos que luego tardan en pasar por todas las fases necesarias antes de poder aplicarse de forma general”.
Con información de Milenio, WHO y Vanguardia
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