Por: Konn Speer A.
Desde la Independencia de los Estados Unidos (1776) y de la Revolución Francesa (1789) se dijo incansablemente, a través de los medios de comunicación disponibles en cada etapa histórica, que la forma ideal de gobierno era la república democrática, con división de Poderes, con base en su Constitución (redactada por un Congreso), con autoridad elegida por el voto universal y directo, y mediante la lucha por el poder entre partidos políticos.
La primera ola “democrática” se dio después de la Revolución Francesa y del fracaso de su Primera República* al darse las independencias iberoamericanas, surgiendo entonces un nutrido grupo de repúblicas que en todos los casos y en diferentes medidas han resultado fallidas.
* En 1804, cuando Napoleón se autocorona como Emperador de los franceses. Luego de la Segunda Guerra Mundial, se dio la llamada descolonización –principalmente en África y Asia– de la que surgieron más repúblicas fallidas. Esa fue la segunda ola.
A la caída del Muro de Berlín, siguió una tercera ola con las repúblicas de Europa Oriental y las exsoviéticas, de entre las cuales varias van aceptablemente bien por integrarse a la Unión Europea, pero otras como Ucrania, Bosnia Herzegovina y Grecia, no logran estabilizarse.
En muchas de ellas ha habido golpes de Estado, asonadas, guerras y conflictos que les han empobrecido y/o impedido su cabal desarrollo. El proyecto básico de las repúblicas democráticas planteó: Igualdad a todos sus ciudadanos en virtud de la cual todos podían votar (voto universal) y supuestamente ser votados, de manera que cualquiera (es un decir) podría ocupar puestos de gobierno, incluso los más altos.
Libertad de conciencia, de expresión, de asociación y de prensa. Derecho a la propiedad y a la protección de ésta. Pleno respeto a Derechos Humanos. Todo esto estaría consignado en la Constitución, que a su vez debería fijar la división de Poderes, la democracia en función de la competencia entre partidos políticos y mediante la “regla de la mayoría, con derechos para las minorías”.
En Estados Unidos no fue así, pues luego de la promulgación de su Constitución (1787) prevaleció la esclavitud hasta 1863. Adicionalmente, hubo de agregarse a esa Constitución diez enmiendas sobre “pequeñas omisiones”.
La primera de esas enmiendas otorga a los ciudadanos de la nueva república libertad de expresión, de prensa y religiosa, derecho a reunirse pacíficamente y protestar; la cuarta protege contra arrestos y cateos sin causa razonable; la quinta dispone el debido proceso en los casos penales; la sexta otorga el derecho a juicio imparcial y expedito y la octava prohíbe los castigos crueles.
Éstas –en esencia– son lo que luego se llamó Declaración de Derechos Bill of Rights. Las restantes de esas enmiendas (a excepción de la segunda, sobre el derecho a poseer y portar armas) son irrelevantes al día de hoy. Francia, desde la Revolución y hasta la coronación de Napoleón tuvo seis constituciones, y en el caso de México tenemos la de 1824, la del 57 y la de 1917… esta última con 707 reformas (hasta agosto de 2018) … Muchas constituciones son una proclamación de buenas intenciones y no documentos fincados en el Derecho y la técnica jurídica, y en casi todos los casos aprobadas por legisladores que en realidad no representaban a nadie, sino que defendían las posiciones ideológicas de grupos que se impusieron mediante la fuerza y/o el engaño. Hasta nuestros días, diputados y senadores se alinean con sus partidos y estos, a su vez, son regenteados por grupos muy cerrados y frecuentemente vinculados al crimen organizado.
La división de Poderes tampoco ha sido una realidad, pues el Poder Legislativo suele ser venal, ofuscado, confuso y frecuentemente desquiciad, ordinariamente sometido al Ejecutivo o de tal manera adverso a éste, que impide el cabal funcionamiento del gobierno.
En la historia del parlamentarismo inglés, se registra el “Parlamento Rabadilla” (Rump Parliament) (1648-1660), en el colombiano “la Patria Boba” (1810-1816) y José Miguel Carrera (1785-1821) –libertador de Chile– decía de los diputados: “Los hombres que componían el Congreso, en su mayor parte ignorantes, asesinos i últimamente dirigidos por uno o dos perversos”.
El Poder Judicial también suele estar sometido al Ejecutivo y muchas de sus sentencias tienen una fuerte carga política, en tanto que innumerables casos se resuelven más por “arreglos” que conforme a Derecho. En la política y la administración pública, se le usa para someter o disuadir a quien es incómodo al poder.
Se politiza la justicia y se judicializa la política. Los partidos políticos han dejado de representar los anhelos de segmentos importantes de la sociedad y cayeron en manos de camarillas que se valen de ellos para medrar del erario, ocupando y repartiendo cargos públicos entre serviles incompetentes.
LOS “REPRESENTANTES POPULARES” NO REPRESENTAN A NADIE, tan sólo los intereses de sus partidos, y en la práctica el voto universal permite votar a todo mundo, pero sólo por alguien designado cupularmente.
ASÍ SE ESTABLECIÓ LA PARTIDOCRACIA. Difícilmente alguien ajeno al Sistema puede participar en un proceso electoral, y mucho menos lograr una victoria, y cuando lo consigue es acosado por todo El Sistema. Partidos políticos –incluso el que lo postula– otros gobiernos, la prensa, etcétera.
Le son achacadas todo tipo de faltas ante una opinión pública proclive a creer todo lo malo que se diga de alguien metido en la política; su reputación suele salir muy dañada, su patrimonio e inclusive su libertad. Es chivo expiatorio que purga todos los vicios del Sistema, sin vulnerar a éste.
A finales del siglo XVIII, durante el XIX y casi hasta el final del XX, era muy difícil contar los votos y tener certidumbre de la victoria de alguien. Se implementaban todo tipo de trampas: los lázaros, los pucherazos, el carrusel, las urnas embarazadas, el ratón loco, etcétera, etcétera. Pero los avances tecnológicos y la presión social fueron permitiendo registrar a los electores y contar los votos rápida y atinadamente.
Esto –por momentos– pareció conllevar a una verdadera democracia, pero El Sistema absorbió a casi todos los que antes fueron enjundiosos luchadores sociales, incorporándoles a una partidocracia inepta, corrupta y abyecta. Pronto fue disolviéndose la fuerza opositora de la sociedad civil y se fueron enseñoreando la demagogia, la prepotencia y el clientelismo. Surgió la oclocracia.
Todo esto se fue haciendo cada vez más obvio en muchos países, primero en los de menor desarrollo, pero alcanzó a muchos países emergentes y aún desarrollados. LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD SE TORNARON EN CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE LAS CLASES POLÍTICAS EN NUMEROSOS PAÍSES. Incluso en el país que había servido de modelo (Estados Unidos) para –supuestamente– superar los vicios de las mórbidas monarquías. La confianza en ese sistema político se ha ido diluyendo, muchos ex jefes de Estado fueron señalados, perseguidos y algunos encarcelados, en España Mariano Rajoy hubo de renunciar (2018), Lula estuvo en la cárcel, Dilma y PPK depuestos, Correa y Evo exiliados y perseguidos, por mencionar sólo a algunos.
LA LEGITIMIDAD DE GOBIERNOS E INSTITUCIONES ESTÁ SIENDO SEVERAMENTE OBJETADA, no es la democracia en sí misma lo que se cuestiona, sino la forma en que se implementa. LO QUE SE VIVE EN MUCHOS PAÍSES NO ES UNA DEMOCRACIA, SINO UNA OLIGARQUÍA O UNA OCLOCRACIA* que se ha ido tornando insoportable. *Democracia Doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes. Oligarquía f.
Forma de gobierno según la cual el poder es ejercido por un reducido grupo de personas. P. ext., autoridad que ejercen en su provecho un pequeño número de personas. Oclocracia, del gr. ὀχλοκρατία ochlokratía. Gobierno de la muchedumbre o de la plebe. (RAE) Es la tiranía de la muchedumbre, masa o gentío que a la hora de opinar o discutir sobre los grandes asuntos nacionales presenta ánimos iracundos, torpes y/o irracionales careciendo de competencia para resolverles, y que por lo general provoca desastres políticos, sociales y/o económicos.
ESA MASA ENARDECIDA NO ES YA PUEBLO No parecía –antes de la pandemia– que hubiese forma de revertir tal situación, que por otra parte, como décadas atrás con el Socialismo Real, se tornaba insostenible para El Sistema Global.
Las pugnas internas en el poder estadounidense se manifestaron claramente cuando Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos. El antes monolítico sistema político presenta enormes grietas y a esto se sumaron la aparición de liderazgos fuertes en Rusia, China, Polonia, Hungría, Turquía que se van mostrando más eficaces que “los políticamente correctos” y que pueden ir replicándose en otras latitudes.
El Sistema les descalifica de una u otra forma: autoritarios, antidemocráticos, etcétera, etcétera; pero en los hechos, estos regímenes resultan más aceptables que los débiles gobiernos arraigados en casi todo el mundo.
El fracaso de las tiranías en Corea del Norte, Cuba y Venezuela –entre otras– y la nefasta réplica de algunas de sus características en nuestro México y otros países, incitan ya a influyentes sectores sociales a frenar el avance de la oligarquía y la oclocracia.
Esto habría sido reprimido durante el apogeo del Sistema, pero el rechazo de los electores a la guerra, la acción disuasiva del poderío militar de la Rusia de Putin y la incontenible influencia económica y tecnológica de China que -aún siendo obstaculizada desde Estados Unidos desarrolla redes informáticas fuera del control del Sistema que pueden permitir la acción de la disidencia a nivel global. Debemos apostarnos por gestar gobiernos realmente emanados del pueblo Y CON PODER PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS.
La Humanidad dispone de recursos tecnológicos para un autogobierno legítimo que en nada se parecerá a la anarquía que puede emerger de la oligarquía o la oclocracia. Los saqueos y motines que pronto veremos serán instigados por el crimen organizado para instaurar regímenes débiles y manipulables. PERO LO MEJOR DE LA HUMANIDAD ES QUE LUCHARÁ POR EL IDEAL DE ESTABLECER UN ORDEN SOCIAL EN EL QUE LO MEJOR DE LA PERSONA PUEDA MANIFESTARSE