Por: Diana López Silva
La pandemia de coronavirus cerró muchas cortinas, pero abrió ventanas digitales que fueron aprovechadas por diversas empresas, que se resistieron a perder a sus clientes y la liquidez económica por falta de ventas en el confinamiento voluntario.
En Puebla, diferentes sectores comerciales formales e informales se mantuvieron en actividad con el home office y car office, buscando otras formas de comercialización durante la contingencia. Algunas de estas estrategias llegaron para quedarse por la cercanía con el cliente y otras fueron temporales.
La agricultura, por varias semanas, se vio amenazada por el confinamiento, pero no se detuvo, pese al temor de un posible desabasto de alimentos en el país, lo que provocó compras de pánico de productos enlatados.
La población dejó de consumir alimentos perecederos afectando al pequeño productor local. Sin embargo, hubo un proceso nuevo de abasto de alimentos a través de plataformas digitales y redes sociales para llevar los productos hasta el cliente.
MERCADO POR WHATSAPP
Luis Andrés Cabrera Mauleón, profesor de Ciencias Biológicas de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), explicó que productores de zonas hortícolas de la entidad como Acatzingo, Tepeaca, Palmar de Bravo, Huejotzingo, San Pedro Cholula y Amozoc aprovecharon las nuevas tecnologías para ofrecer sus cosechas.
Resaltó que la pandemia fue propicia para detonar el uso de la aplicación Smattcom, diseñada en colaboración con el sector agroindustrial de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra).
Esta plataforma se puede descargar en el celular y permite monitorear los precios y comercializar en línea, lo cual ha contribuido a reducir la especulación en el mercado de hortalizas.
Además, el área de sectores Industriales de Canacintra diseñó, a raíz de la pandemia, la herramienta Vínculo Empresarial, que incluye un grupo de Whats-App, donde los afiliados pueden ofrecer equipo disponible, catálogo de proveedores que es enviada a posibles compradores con información del producto que buscan, cantidad disponible y precio, así como la herramienta Conexión Canacintra, que es un buscador de productos y servicios, así como promociones.
El académico de la UPAEP destacó que gracias a este tipo de herramientas digitales fue posible que subsistieran los productores del campo durante el confinamiento y tan sólo en el grupo de WhatsApp que manejan con Canacintra son más de 200 los proveedores participantes.
“Estos pequeños agricultores que se organizaron ya se dieron cuenta que pueden prescindir de la cadena de comercio y los intermediarios si ellos mismos hacen llegar su promoción a los consumidores”, resaltó.
Dijo que las medidas tomadas por agricultores que están agrupados en cooperativas, no sólo evitaron un desabasto de alimentos, sino además propiciaron que el sector agroalimentario tuviera un incremento en el segundo trimestre de 2020 de 2% en el Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura.
FORMALES, COMO LADRONES
Las restricciones durante la suspensión de actividades comerciales en el país, orilló a ciertos negocios a buscar formas de seguir funcionando, aunque cayendo en la clandestinidad.
Las autoridades locales decretaron que el sector servicios suspendiera actividades para evitar aglomeraciones, que podrían elevar el número de contagios de COVID-19, por lo que restaurantes, fondas, loncherías y torterías optaron por el servicio para llevar o entrega a domicilio.
Negocios del Centro Histórico cumplieron con bajar sus cortinas, pero colocaron cartulinas con anuncios de recepción de pedidos vía telefónica, WhatsApp o Facebook, y algunas tuvieron a un trabajador invitando a los transeúntes, de manera discreta, a pasar a sus locales.
En el Paseo Bravo crearon un corredor comercial de camionetas estacionadas con cajuelas abiertas para exhibir artículos.
José Juan Ayala, presidente del Consejo de Comerciantes del Centro Histórico, recriminó que, como en el mundo al revés, las autoridades municipales permitieran la presencia e incremento de ambulantes, mientras que el comercio legal tuviera que trabajar clandestinamente ofreciendo sus productos como si fueran delincuentes.
RIESGO EN REDES SOCIALES
Las redes sociales han servido de escaparate para ciudadanos que ofrecen diversos artículos o servicios sin tener un negocio establecido. Los grupos de venta y bazares en Facebook crecieron, a pesar de no haber certeza de que la compra sea segura y legal.
Michelle Olmos, consultora en redes sociales y ciberseguridad, señaló que no hay un exponencial crecimiento de sitios de negocios formales en internet en la entidad, sin embargo, hay un aumento de 70% de vendedores informales en Facebook.
Indicó que 80% de la oferta en la sección de Marketplace de dicha red social lleva a la compra física, que es acordada entre los involucrados, y 20% restante, sólo 2% representa compras en línea seguras, por lo que, afirmó, se disparó la compra fraudulenta, más que la línea efectiva.
El problema radica en que, debido a la pandemia, muchos negocios tuvieron que hacer una migración digital, para la cual no estaban listos, y los sitios que abrieron sitios incumplen con el certificado de seguridad SSL que lleva a la pasarela de pago, mediante PayPal, Mercado Pago y otras formas de transacción seguras, señaló la especialista.
Durante la pandemia, sólo hay 15 nuevos sitios con certificado de seguridad en Puebla y el estado no figura a nivel nacional en el comercio electrónico (e-commerce).