Fue el 29 de febrero de 2012.
En la época dorada del morenovallismo.
Coincidieron en el informe de los diputados locales del PAN.
Agua y aceite, con el tiempo tomaron distintos caminos.
Varias vueltas después, la rueda de la fortuna que es la política no ha logrado despejar la desconfianza mutua.
Hoy, de cara a 2021, Fernando Manzanilla usa a su empleada Genoveva Huerta para cerrar el paso a Eduardo Rivera, puntero en encuestas.
Por su parte, Eduardo Rivera crea un frente que arrebate al grupo de Manzanilla el control que, desde las sombras y con malas artes, al estilo de su cuñado el fallecido Rafael Moreno Valle, pretende ejercer del panismo estatal.
Los dados están en el aire.