Las artes y la música parecían el destino de Alma Jiménez, quien con la misma rebeldía con la que ahora brilla en el terreno de juego torció su camino y se decantó por el deporte y, en especial, por el rugby, el cual le cambió la vida, aunque no la absolvió de conocer las complicaciones que tiene cualquier deportista para sobresalir en Puebla y en el país.
Nacida en Mexicali, pero poblana por arraigo, Almita tomó el sentido contrario de la vida que sus padres esperaban, ya que el ballet era una actividad que le buscaron inducir, pero ella desistió pasando por la natación antes de conocer el rugby.
ARTES Y NATACIÓN
Su papá y mamá siempre estuvieron vinculados con las artes, por lo que en Alma esperaban la continuación de una vida dedicada a la música. En sus primeros años la conoció de cerca hasta que desistió y se involucró en la natación, cuando se fueron a vivir a Ensenada y luego a Guadalajara.
“A mis papás siempre les ha gustado más las artes y la cultura y me lo inculcaron, pero lo del deporte yo creo que ya lo traigo en la sangre, porque desde pequeña me gustó y conforme fueron pasando los años le tomé el gusto por los de contacto, hasta la fecha. Ellos tenían la intención de que yo practicara ballet, pero no se logró, quería hacer deporte, entonces me metieron a clases de natación y desde los cuatro años la comencé a practicar en Ensenada, porque soy de Mexicali, pero vivimos más tiempo en Ensenada, y luego cuando nos fuimos a Guadalajara, hasta que nos vinimos para Puebla cuando tenía 15 años”, recordó.
PRIMER CONTACTO CON EL RUGBY
Fue en su ingreso a la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la BUAP cuando se dio un romance a primera vista con el rugby, que tuvo su génesis en la primera mitad del siglo XIX en Inglaterra, creado como alterego del balompié y antecedente del futbol americano.
“El rugby lo conocí por un amigo a inicios de mi etapa en la universidad, yo estudié Ciencias de la Comunicación en la BUAP y nos invitó a un grupo de amigos a verlo jugar. El deporte lo había escuchado, conocía muy poco, pero me interesó, fui a verlo y fue allí cuando lo conocí a fondo y me encantó, platiqué con su entrenador y me uní al equipo femenil de la BUAP”, dijo.
Casi sin pensarlo, la entonces aspirante a comunicadora se presentó a su primer entrenamiento con un conocimiento escaso de lo que la estaba esperando.
Lejos de ahuyentarla le incrementó su interés. “En mi primer entrenamiento me fue muy mal, fue malísimo para mí, porque yo llegué como si nada, pensando que iba a ser como un entrenamiento normal de cualquier otro deporte. Ese día había llovido, en ese momento era muy fresita en el sentido de que me gustaba arreglarme mucho, maquillarme, vestirme bien y que todo combinara, pero llegué a un deporte que es agresivo y ese día una niña me tacleó, me enlodé y terminé como todo lo contrario a lo que yo era, porque me dieron una arrastriza de tacles, peor así aprendí, me gustó y me quedé”, apuntó.
SUBCAMPEONA NACIONAL
Corría 2012 y Jiménez vivía sus primeros momentos como rugbista, pero su crecimiento fue acelerado, ya que con el representativo de la BUAP aprendió rápidamente los conceptos básicos del juego, destacando de tal manera que integró la selección poblana que logró una histórica medalla de plata en la Olimpiada Nacional, pasando de sufrir su primer entrenamiento a integrar el segundo mejor equipo del país en pocos meses.
“El primer equipo que tuve fue Lobos BUAP, que entrenaba en CU, allí estuve año y medio, comencé a desarrollarme. Fue un tiempo muy bueno porque conocí lo básico, lo esencial del deporte, conocí buenos amigos, me dieron la introducción, me llamaron a la selección poblana para una Olimpiada Nacional, era la primera vez que Puebla participaba en el deporte y logramos plata perdiendo la final ante Jalisco, que eran las campeonas vigentes”, señaló.
Tras medio año de ser parte del conjunto de la BUAP, tiempo en el que se involucró continuamente también con llamados a Selección Nacional, a Jiménez le crecieron las alas y sintió la necesidad de buscar nuevos horizontes para poder continuar con su desarrollo.
“Después me llamaron a Selección Nacional para ir a un try out, entonces todo eso me hizo ir creciendo, ampliando mi panorama, me di cuenta que el deporte era mucho más grande, con más desarrollo por delante del que yo pensaba, entonces llegó un momento en que me di cuenta que me estaba estancando y me fui a jugar a un equipo en Ciudad de México, pero tenía que estar viajando los fines de semana para jugar, hasta que Luis Santos, iniciador del rugby en Puebla, me avisó que iban a empezar el equipo femenil y me uní a Borregos”.
“Allí tuve mi desarrollo más importante, tanto a nivel deportivo como físico, y a la par el equipo fue creciendo, nos ganamos el reconocimiento nacional, éramos el mejor equipo de la zona centro del país”, comentó.
CLASIFICAR AL MUNDIAL, UN SUEÑO A MEDIAS
Conocedora de prácticamente todas las posiciones de este deporte, que originalmente se juega con 15 elementos por equipo, aunque existen modalidades de juegos de dieces y sevens, el sector donde más cómoda se siente es de medio scrum, que se encarga de mover la pelota con las manos luego del scrum, que es el choque de dos bloques de jugadores, uno por equipo, para hacerse de la posesión del ovoide.
Aunque también puede jugar de centro, de wing o de line out, en una versatilidad que le permitió ser una de las referentes en la Selección Nacional que logró en 2017 la que es, hasta el momento, la única clasificación a un Mundial de Rugby para un representativo mexicano, que se llevó a cabo en San Francisco, California, en 2018, pero que por situaciones fuera del control de la poblana no pudo asistir.
“La clasificación al Mundial de sevens fue un medio sueño hecho realidad porque ganamos el RAN (Rugby Americas Norths) para clasificar, fue muy padre, en el proceso yo estaba muy dedicada, estuve en cada juego, concentraciones, campamentos, pero al final por una situación externa a mí no pude ir al Mundial, no me convocaron y la verdad es que me quedé con muchísimas ganas de ir, pero al ver a mis compañeras jugar contra Nueva Zelanda, históricamente reconocido como los mejores en el mundo, para mí fue un logro el saber que fui parte de ese momento aunque no estuve ahí. La clasificación fue un proceso largo y desgastante, estuvimos haciendo campamentos en varios estados de la república, en Hong Kong, fue un año de muchos viajes, muy pesado, pero de muchísimo aprendizaje”, indicó.
PUEBLA LE SOLTÓ LA MANO
Ese trago amargo de no poder asistir a un encuentro histórico para el rugby mexicano no fue lo único que tuvo que afrontar, ya que debido al inexistente apoyo económico que encontró en las autoridades del deporte en Puebla, en 2019 tuvo que dejar la que ha sido su cuidad casi la mitad de su vida, para continuar jugando en la capital del país, donde le abrieron las puertas para integrarse a un nuevo equipo.
“Lo más difícil ha sido la falta de recursos económicos. Le he dedicado mi vida al deporte, todo el día estoy haciendo ejercicio y cuando tienes un evento o una competencia, a veces no te apoyan como debería ser, el mismo estado no te ayuda, la gente que está al mando del deporte en Puebla, no hay el apoyo como uno quisiera, a veces uno hace maravillas para representar dignamente al estado o al país.
Tampoco es que no se puedan hacer, pero sí son más difíciles además por la falta de publicidad en el deporte, porque hay a veces quienes ni te conocen”.
“No he bajado la guardia a pesar de aspectos que como deportistas no nos competen, que a veces necesitamos una ayudadita extra. Mis ganas son las mismas, me gusta muchísimo el rugby, sigo entrenando, trato de mantenerme al pie del cañón, como en Puebla no ha habido un equipo que pueda sobresalir a nivel nacional, no me pude quedar de brazos cruzados y me fui a Ciudad de México a jugar con un equipo que se llama Legio Rugby Club, me fui a vivir allá para poder jugar y entrenar. Es un equipo que ha quedado en segundo lugar a nivel nacional, jugué una temporada y por la pandemia me regresé, no hay actividad ahora, pero las ganas siguen, sigo entrenando en casa, con el ánimo arriba”, apuntó.
TOKIO 2021, LA META
Su mudanza a la capital del país también se dio buscando mantener un nivel que le permitiera seguir ayudando a representativo nacional que estaba en vías de otro paso histórico, conseguir el boleto a Juegos Olímpicos, pero debido a las suspensiones por la contingencia mundial la meta cambió de fecha para 2021.
“El rugby va a seguir para mí, se pospuso el repechaje, estábamos a dos pasitos, teníamos que jugar el repechaje con otros países de la zona para conseguir un lugar en Juegos Olímpicos en la modalidad de sevens, pero ahorita, con la contingencia, no hay mayor referencia, sólo que las competencias se van a llevar a cabo en la misma fecha de este año, es decir en junio de 2021, y vamos con todo buscando aprovechar la oportunidad”, destacó.
ALMA SPORTS, LA HERRAMIENTA PARA AYUDAR A LA GENTE
Mientras el rugby está en pausa, ella sigue en movimiento y ha emprendido un proyecto para explotar su imagen como deportista con la intención de incentivar a la población para adentrarse a un modo de vida sano, basado en el ejercicio y la buena alimentación.
Alma Sports es el nombre de esta estrategia que encabeza, con la cual mostrará rutinas y hábitos alimenticios aprovechando sus redes sociales y rodeada de especialistas que abonen al mensaje que busca transmitir.
“Estoy con un proyecto con mi marca personal, como Alma deportista, un proyecto de emprendimiento a través de mi marca que se llama Alma Sports para que me conozcan las personas, cómo soy como deportista, la trascendencia del deporte en mi vida e incentivar a la gente para hacer deporte, también apoyada por fisioterapeutas y nutricionista. Tengo patrocinadores de suplementos, de terapia, de alimentos todo va llevado de la mano”.
“Estoy iniciándolo, haré lives en Instagram, entrenamientos en vivo, retos, hábitos de alimentación, terapias, consejos para la gente trabajando con los coaches que me llevaron a lo que soy, también en el área de trabajo funcional, que los que ya le tomaron el gusto de entrenar en casa, llevarles motivación”, compartió.
EL “JUEGAS COMO NIÑA” YA NO VA
Como mujer deportista, con una gran trascendencia, sabe los obstáculos que se le presentan a las atletas para poder sobresalir, pero a su vez es la prueba fiable que, con convicción, atrevimiento y valentía, se pueden lograr las metas que uno se proponga.
“Las mujeres podemos hacer cualquier deporte, ya la frase de ‘juegas como niña’ ya no va, porque hay mujeres que pueden ser muchísimo mejor deportistas que otros, pero debe haber equidad entre ambos géneros, ni siempre las mujeres, ni siempre los hombres”.
“Yo les recomendaría no tener miedo a hacer algo que otros no hacen, les diría que se atrevan a hacer lo que les gusta, que no les importe lo que digan los demás, que piensen en grande porque los sueños se cumplen, sólo se tiene que trabajar, porque las cosas sí llegan si uno las propone y toma acciones, que se atrevan a hacer deporte, que jueguen lo que ellas quieren y llegarán muy lejos”, dijo.
Alma Jiménez es la muestra de que cada individuo es responsable de labrar su propio camino y que la vida le puede cambiar a cualquiera en un instante.
“Yo creo que mi vida sería muy distinta sin el rugby, seguramente estaría haciendo algo que me gusta, pero nada como hacer lo que te apasiona. A lo mejor me hubiera metido más a la onda de la música, me gusta cantar, mis papás fueron cantantes de música clásica, cuando era chica los escuchaba, yo era lírica, no tomé clases, pero llegué a trabajar en eso, entonces hubiera tomado ese camino, pero la verdad el rugby cambió mi vida, le dio un giro de 180 grados a mi ser, no dejo la música, pero priorizo ahora el deporte”, comentó.