Por: Ray Zubiri/ www.rayzubiri.com
La Farándulala
Respetable, me permito hacer algunas precisiones respecto al programa “El club de la buena suerte”, que volvió a la memoria de muchos tras el fallecimiento de quien fuera su titular, el conductor de televisión Enrique Limón, y de las grandes oleadas de comentarios hiperlactantes y más falsos que la cara de Lyn May.
No cabe duda que como dice el dicho: “Si quieres conocer tus defectos, cásate; y si quieres conocer tus cualidades, muérete”. De verdad, me impactó de sobremanera, vaya, hasta me subió la presión, de leer el alto grado de hipocresía, que hasta el más fresa resulta que era fan de “El club de la buena suerte”, que consideraban la emisión como pionera del entretenimiento poblano. Vaya que me dio coraje.
A varios que leí se desbordaban de halagos, evidentemente para quedar bien, ser parte del tren, de la vorágine de las redes sociales y ser socialmente aceptado para formar parte de un colectivo, cuando en vida de un bodrio televisivo no bajaban al club, incluso hay varios que seguramente les va a quedar el saco de esto que escribo porque incluso se mofaban de la baja audiencia al que llegaba el programa del medio día de Televisa Puebla, al grado de llamarlo para un público naco.
Me hubiera encantando que en vida le dijeran tal cantidad de halagos a Quique y no se la pasaran murmurando sobre los agropecuarios elencos que presentaban.
Lo que si les diré es que tuve el gusto de ser amigo de Enrique Limón Sosa.
Le admire el ser libre, el no tener que ser un galán esquelético a una diarrea de estar en anorexia o a una vomitada de la tumba para salir en la tele. Un señor que muchas veces lo vi llegar a la televisora y saludar a una treintena de personas que aguardaban entrar como público al estudio donde se llevaba a cabo el programa, un señor que logro hacer click con lo más importante que tiene uno quien se dedica a los medios de comunicación: El PÚBLICO. Lo escribo con letras grandes porque la mayoría de las veces los trapos, el maquillaje acompañado de una falsa imagen y verborrea a cuadro, se dice, ya eres conductor, aunque no conectemos con la gente, aunque lleves años en la tele y no te reconozca ni el policía de tu empresa.
Por eso estas líneas las escribo para todos aquellos quienes ahora si dicen que
veían “El club de la buena suerte” y en su momento eran peor que Pedro (el apóstol que negó tres veces a Jesús) y hoy la conciencia los obliga a poner algo que no concuerda con lo que piensan.
“El club de la buena suerte” estuvo inspirado en “El club del hogar”, uno de los programas de mayor duración en México, con temática cómico-musical, surgido en marzo de 1951 y trasmitido desde la XEW, conducido por Daniel Pérez Arcaráz y Francisco Fuentes “Madaleno”.
Después de la muerte de Arcaráz en 1982, Paco Stanley lo sustituyó.
“El club de la buena suerte” estuvo 18 años al aire, Enrique fue su titular 17.
El proyecto fue diluido al empalmar el programa matutino junto con el club en cuatro horas seguidas.
Esto fue un fracaso. Los conductores lucían desencajados al aire por ser dos conceptos distintos, lo que hoy sería “Aquí estamos”. La alineación final fue Enrique Limón, Gloria Rubi, Greco Tovar y Armando Valerdi.
Hay varias preguntas que son muy importantes: ¿por qué salió del aire “El club de la buena suerte”? Aunque Enrique continuó en Televisa en el área de ventas, nadie le quita el mérito de haber participado en un programa por 17 años y más de 4 mil emisiones en vivo sin telepromter sin reporteros o departamento de contenidos solamente estaban ellos y su espíritu frente a las cámaras. Las opiniones serán diversas, pero lo cierto es que desde su salida del aire del programa no ha vuelto a haber otro espacio en la televisión vespertina poblana que le dé oportunidad a nuevos talentos como a Germán Ortega “El Arlekas”, entre muchos otros que desfilaron por la pantalla.
La última vez que nos saludamos en vivo fue el 19 de diciembre de 2019 en el show de Germán Ortega en Gavanna. Platicamos brevemente y le dije: ¿Qué onda Quique, qué haces aquí. Te dejaron salir en la noche? Me dijo: “Vine apoyar al estúpido de Germán (como cariñosamente le llamaba)”. Quedamos en hacer una entrevista en televisión, pero después vinieron las vacaciones, la pandemia y lo demás lo estamos viviendo todavía…
A la memoria de Enrique Limón Sosa (1949-2020). QEPD.
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