Las últimas semanas han sido de incertidumbre y traiciones para Jorge Ibarra, quien supo ser el líder de Lobos BUAP hacia el ascenso a Primera División en 2017, por lo que tiene un cariño verdadero con el club, ello lo llevó a creer de más en Guillermo Aguilar, quien iba a encabezar el regreso de la Jauría en la Liga de Balompié Mexicano.
El Cholo fue uno de los anuncios bomba por parte de Aguilar y su directiva cuando preparaban la vuelta de los lobunos para participar en la LBM, lo cual generó gran expectativa.
Sin embargo, en cuestión de días lo que parecía iba a ser un gran reencuentro se convirtió en desilusión, ya que el futbolista quedó a la deriva, una vez que la BUAP le negó la cesión de derechos sobre la marca del club de futbol a Aguilar, debido a que no pudo demostrar solvencia económica para administrarlo.
“LE DIJE SÍ SIN PENSARLO”
Una vez se concretó la desaparición del Ascenso MX para darle paso a la Liga de Expansión en abril, Ibarra fue parte del grupo de futbolistas que quedaron sin empleo, debido a las reglas del nuevo torneo que busca darles prioridad a los jóvenes, por lo que inició la búsqueda de su siguiente destino tras estar jugando un año en Venados de Mérida.
Sin embargo, cuando le hablaron para invitarlo a sumarse al nuevo Lobos BUAP, su corazón le ganó a la razón y dijo ‘sí’ sin pensarlo, ni razonarlo, debido al aprecio que lo liga con la escuadra en la que estuvo durante cinco años.
“Me hablaron, me contactaron y me dijeron que me fuera para Lobos, me hablaron para el tema económico, yo accedí a bajarme, les dije que lo hacía por el cariño que tengo por la institución y por la ciudad, por el cariño de la gente y les dije que sí sin pensar”.
El encargado de contactarlo para reunir a la Jauría que le dio gloria a la institución en 2017 fue Severo Galindo, quien trabajó por muchos años en Lobos y debido a la cercanía y una relación que en apariencia era de amistad que tenía con Jorge y otros jugadores como César Cercado y Daniel Tehutizil, se convirtió en el vínculo entre ellos y Guillermo Aguilar.
Pero esa camaradería se convirtió en traición, ya que cuando la Universidad decidió retirarle los derechos de marca a Aguilar, nunca se comunicó con Ibarra para explicarle los pasos a seguir con la negativa del resurgimiento de Lobos.
“Severo tenía el contacto de nosotros y la confianza de tantos años en Lobos, él le dijo a Guillermo que nos podía contactar y arreglar el tema de los sueldos, cuando me habló me dijo que la idea era reconstruir a Lobos con la base anterior, pero que no había mucho dinero, yo le dije que me bajaba el sueldo, pero que fuera algo seguro. La verdad ya hablábamos como amigos, me decía: ‘Cabrón vente pa’ca, échame la mano, Guillermo está contento de que puedas venir, nos va a ir bien’, pero al final resultó que no había tanta amistad”, recordó.
Mientras las negociaciones seguían entre Severo e Ibarra para que se uniera a los licántropos, Cholo aceptó una oferta de casi la mitad del sueldo que estuvo percibiendo en Venados de Mérida durante el año pasado, todo con tal de volver a la Angelópolis.
“La verdad es que sí hay mucha diferencia, aunque los sueldos en el Ascenso también se vinieron a la baja en los últimos años. Yo estaba ganando 130 mil pesos en Venados el año pasado, y yo venía a Lobos por 70 mil pesos, pero al final con tal de estar en Lobos accedí mucho para venirme también a Puebla, una ciudad que quiero mucho, a la institución donde la verdad me fue muy bien. La diferencia de sueldos de lo que era el Ascenso con lo de la liga de expansión también es mucha, bajaron mucho”, apuntó.
NADIE LE DIO LA CARA
En junio, Guillermo Aguilar fue presentado como el empresario encargado de revivir a Lobos BUAP luego de la polémica venta de la franquicia que jugaba en la Liga MX, con la idea de que se incorporara a la naciente Liga de Balompié Mexicano.
Si bien en un principio el Consejo Universitario de la BUAP le dio el visto bueno y accedió a que se le otorgara a Aguilar los derechos de uso de marca y el comodato del Estadio Universitario, el 5 de agosto, el mismo consejo le dio el pulgar abajo debido a que no cumplió con la documentación certificada para concretar la firma del contrato y acreditar con ello que tenía la capacidad económica para cumplir con los compromisos que adquiría.
Fue en ese momento que la incertidumbre se apoderó de Ibarra, quien por fin pudo entablar comunicación por primera y única vez con Aguilar para saber si la propuesta seguía en pie, ya que el pacto solo había sido de palabra.
“Cuando empezaron a surgir las dudas de que si se quedaba o no, varios de los que ya estábamos hablados con Lobos comenzaron a moverse, pero yo me quedé con la confianza que me habían trasmitido, pensando en que se iba a arreglar el problema. Pero cuando se dio el retiro de la marca por la BUAP, hablé con el dueño, fue la primera y única vez que hablé con él y fue por teléfono”.
“En ese momento me dijo que confiara en él, que me iba a integrar en la mudanza, que no les quedara mal y ahí me confié, porque me dieron su palabra, entonces les dije que los esperaba, pero cuando se movieron a Zacatepec, empecé a ver que ya estaban presentando jugadores, y aún así ni siquiera me echaron una llamada para decirme que no entraba en planes, nunca me volvieron a contactar”, narró.
PÉRDIDA DE OPORTUNIDADES
Debido al buen currículo que generó a lo largo de su carrera, Cholo tuvo varias ofertas a la par de la que le hicieron para reintegrarse a Lobos, pero todas las desestimó esperanzado en que se pudiera concertar la reunión lobuna.
Pero cuando se confirmó que la BUAP rompió relación con Aguilar y este convirtió su franquicia en Lobos Zacatepec, Ibarra quedó a la deriva, ya que a pesar de que le habían pedido su confianza en el proyecto, ya no lo tuvieron en consideración para participar.
“Como el presidente ya no me contactó, por mis vías contacté con el vicepresidente Héctor Padilla para ver si me podía ayudar en mi situación, me dijo que lo iba a checar, pero siguió pasando tiempo hasta que llegó el punto que ya nadie me contestaba, hasta que logré hablar de nuevo con Héctor y le pedí que me hablara con honestidad para que yo me empezara a mover, para ver si todavía podría conseguir equipo, porque yo por querer ir a Lobos pues me cerré otras oportunidades porque me hablaban y les decía que ya estaba apalabrado con ellos”.
“Como en ese momento los equipos ya estaban cerrando planteles, sí les pedí ya molesto que me resolvieran si me iban a tomar en cuenta o no, para ver qué hacía. Fue hasta ese momento que ya me dijeron que no entraba en planes, que muchas gracias, entonces me empecé a mover, pero hasta la fecha no me ha salido nada”.
“Fueron dos semanas después de que se mudaron a Zacatepec que ya me dijeron que ya no me tenían en consideración, pero hasta que yo los tuve que contactar, moverme para obtener sus teléfonos”, comentó.
Aunque allegados le advirtieron que tomara con cautela su relación con Aguilar, Ibarra creyó más en la palabra, pero al final se llevó una decepción por la falta de seriedad que tuvo el directivo, que por ahora seguirá su andar en el futbol en Zacatepec.
“En ese lapso que no sabía nada, hablaba con Severo y me decía que tranquilo, que él me avisaba, pero siguió pasando tiempo y nunca me dijeron algo concreto, mínimo la decencia de decirme que no entraba en planes, pero ni eso pudieron hacer”.
“Cuando me dijeron que ya no entraba en planes ni siquiera quise contactar a Guillermo, ya me habían dicho que no, pero ahí me di cuenta que el señor no tiene palabra. Yo ya tenía algunas referencias de él por algunos compañeros y que me habían dicho que tuviera cuidado, porque en algunos acercamientos de otra índole les había quedado mal, pero yo les decía que no me había pasado nada malo, todo se sabe en el futbol, al final resultó ser lo que me habían advertido”, dijo.
Dos días después de que el Consejo Universitario de la BUAP les negó los derechos de Lobos BUAP, Aguilar encontró su refugio en Morelos, para crear Lobos Zacatepec, a donde llevó parte de la estructura que ya había creado en Puebla.
El técnico Rodrigo Pony Ruiz y un grupo de futbolistas hizo la mudanza de la capital poblana a la ciudad morelense, en donde han continuado con su preparación para debutar en la LBM, aunque Ibarra espera que a ellos sí les cumplan.
“No está respetando su palabra porque esto que me hicieron a mí se lo hicieron a personal de otras áreas, de staff, que les habían prometido que se iban a ir con ellos a Zacatepec y resultó que ya no y toda esa gente se quedó sin trabajo, porque igual que yo ya estaban esperanzados y confiados en que todo iba a seguir bien, desde utileros, doctores, marketing, comunicación, todos los que ya estaba trabajando con ellos”.
“Espero que ahora a los jugadores en Zacatepec sí les estén cumpliendo con lo que les ofrecieron, porque al final son colegas míos y no me gustaría que sufrieron lo que yo”, señaló.
UN ÍDOLO SIN EQUIPO
Después de este trago amargo, no se rinde y sigue en búsqueda de continuar con su carrera que inició en 2007 con Querétaro, pero que en la Jauría vivió su mejor momento de 2014 a 2019, siendo la propia Liga de Balompié o incluso el extranjero sus posibilidades.
“Por ahora puede que tenga un último chance con un equipo en Liga de Balompié, si no, me están ofreciendo irme al extranjero, no es algo seguro ni concreto, pero puede que salga algo en el extranjero, una oferta muy buena”, apuntó.
Y viendo a futuro, ha comenzado sus estudios en la Escuela Nacional de Directores Técnicos, en la cual espera formarse como entrenador, aunque aún está dudoso de buscar una oportunidad en el propio futbol mexicano o decantarse por las bases e involucrarse en el desarrollo de jóvenes.
“Ya Dios dirá si nos vamos al extranjero o nos quedamos en México. Quiero seguir preparándome, por eso acabo de inscribirme al ENDIT para hacer la carrera de entrenador. No estoy tan seguro en este momento de entrar como técnico porque está muy complicado el futbol, pero quiero tener mi título por si en algún momento cambia mi opinión para estar preparado, y si no entro al futbol mi idea es transmitir lo que yo viví con chavos, en las escuelas”, indicó.
Capitán y figura de la escuadra que se ganó el ascenso en 2017, Jorge Ibarra confía en que en un futuro pueda regresar Lobos BUAP, pero con la esencia que tuvo durante su época dorada.
“Yo creo que en algún momento Lobos BUAP va a regresar y estoy seguro que lo van a hacer todo de forma correcta, porque conozco al rector, a su hija Luza y sé que siempre han hecho las cosas bien y por eso les ha ido muy bien. Yo no dudo que el día de mañana vuelvan a tener un Lobos BUAP como se debe tener, con todo el orden y necesario para un proyecto serio”, comentó.
AGRADECIDO CON EL CARIÑO DE LOS POBLANOS
Jorge Cholo Ibarra nació en Guadalajara, debutó en el máximo circuito en Querétaro, pero encontró su lugar en el mundo en Puebla, donde se supo ganar el respeto y sobre todo el cariño de la afición de Lobos BUAP, quien a pesar de que ya han pasado años de sus hazañas, lo siguen reconociendo.
“La verdad es que me tienen mucho cariño, vas a algún lado, vas al súper y a pesar de que traiga el cubrebocas me reconocen, es algo muy padre, ese recuerdo de haber hecho cosas buenas y que la gente te siga reconociendo”, finalizó.