Se les llamaba cajones porque eran puestos de madera y estaban en los portales del zócalo hasta que una chispa se hizo fuego y se tragó varios con susto colectivo.
En 1801, terminó la construcción de los locales que rodearon la entonces plazuela de San Roque, con su tejado rojo y piezas de talavera para las fachadas.
El mercado tomó el nombre virreinal “parián” que en Ciudad de México estaba reservado a la mercancía exótica; acá, para la tradicional.