Por: Adolfo Flores Fragoso/ [email protected]
Leo a muchos miembros del Facebook quejándose de que les están siendo “censurados” algunos de los textos que publican. Desconocen que hace dos años, Mark Zuckerberg, cofundador y director ejecutivo de esta red, planteó por primera vez la idea de una “Corte Suprema” independiente que podría ayudar a regular el contenido de las redes sociales.
Y han de saber que en la primera semana de mayo pasado fueron nombrados los primeros miembros de lo que llama su Junta de Supervisión.
La compañía dio a conocer los detalles de las 20 personas designadas a través de una videocharla con periodistas.
La llamada fue organizada por Thomas Hughes, director de administración de la Junta de Supervisión, junto con los cuatro copresidentes de la junta: Jamal Greene, profesor de derecho en la Universidad de Columbia; Michael McConnell, director del centro de derecho constitucional de Stanford y ex juez de un tribunal de circuito federal; Helle Thorning-Schmidt, la ex primera ministra de Dinamarca y directora ejecutiva de Save the Children, y Catalina Botero-Marino, ex relatora especial para la libertad de expresión de la Organización de los Estados Americanos. Y hubo otros 16 nombramientos.
Según el ejecutivo de Facebook Brent Harris, son un grupo ilustre que incluye a un director de Human Rights Watch, al fundador de Digital Rights Foundation en Pakistán, a un profesor de la Facultad de Derecho de Stanford, al director de Open Society Initiative para África Occidental, y a Tawakkol Karman, ganador yemení del Premio Nobel de la Paz, entre otros.
El grupo también incluye a un par de periodistas: Alan Rusbridger, exeditor en jefe de The Guardian, y Endy Bayuni, editor senior del Jakarta Post de Indonesia. En una publicación sobre su nombramiento, Rusbridger dice sobre su decisión: “¿Funcionará? Veamos. En mi opinión, no hay excusa para no intentarlo.
El equilibrio de la libertad de expresión con la necesidad de una plaza pública mejor organizada es una de las causas más urgentes que puedo imaginar”. La idea detrás de la junta de supervisión es tener un organismo independiente que pueda determinar sobre las decisiones contenciosas, por ejemplo, si Facebook hizo bien al eliminar una imagen de una niña vietnamita desnuda cubierta de napalm.
Hay una serie de restricciones sobre lo que la junta puede revisar: al menos por ahora, sólo pueden decidir sobre cosas que se publica ahora y no a retrospectiva, y su ámbito no se extiende a WhatsApp. ¿Cómo puede Facebook supervisar miles de millones de posts y mensajes publicados diariamente? Cada punto de vista y juicio emitido por voz o texto de los integrantes de la junta de supervisión está siendo convertido en un algoritmo, que rastrea a través de inteligencia artificial cada palabra e imagen que pueda ser censurable, de cada uno nosotros, usuarios de Facebook. Los robots ya nos vigilan.