Virginia Priede es una artista mexicana nacida en los años 70. Su formación académica como diseñadora textil da un sello muy particular a su obra: las fibras naturales, el material reciclado, los tejidos, las texturas, los tintes y pigmentos naturales, los colores, el volumen, el movimiento y las formas (simétricas y asimétricas) son la constante en su trabajo, sin que esto implique dejar de considerar otras posibilidades en técnica, materiales y en proyecciones sobre textiles.
Desde pequeña heredó de su familia –propietaria de fábricas textiles– la vocación para producir, crear e innovar a partir de la unión de incipientes hilos; pero su visión de los hilados, teñidos, tejidos y texturas que vieron desfilar sus ojos durante su infancia no le despertaron la pasión por la industria o el comercio, sino una misión inagotable por descifrar la combinación que convirtiera esos materiales en piezas de arte. Así, su trabajo está basado en las formas, texturas, materiales y colores que resuenan como parte de su pasado, conectándolos con los descubiertos a lo largo de su trayectoria, la cual incluye experiencias a ambos lados del atlántico.
En los últimos años, su obra es muestra y modelo de cómo usar el video para potenciar lo textil, de cómo conjugar algo tan antiguo como los hilos con una herramienta tan actual como el lente de una cámara. Asimismo, su arte ha sido el responsable de la intervención y transformación de diversos lugares en la ciudad de Puebla y Barcelona que buscan inaugurar otro espacio dentro del ya conocido.
Todo esto ha logrado que cada una de sus piezas escenas cotidianas o en la naturaleza, resulte única. Como todo artista contemporáneo, el deseo de Virginia es lograr la sorpresa y la suspicacia del espectador, más allá de su aplauso.
La obra de Virginia llega a transmitir la dulzura del pecado, la fe de lo prohibido, la huella del tiempo, el espacio sin sentido, pero en movimiento, el hacía evidenciado con objetos y las presencias disueltas en la materia. A la vez hace patente su propio aparecer a través de su cuerpo con el que activa ciertas piezas dándoles un cause desde su interior. Entre lo público y la privado, lo colectivo y lo individual, propone un diálogo a manera de zanjar cuestiones, abrir grietas y disolver complicidades. Dentro de su simplicidad logra establecer una metáfora estética en la que el objeto o la imagen se desgrana en múltiples formas y sus interpretaciones son diversas incluso contradictorias.
La obra de Priede se sustenta sobre un método híbrido entre el arte póvera , el ready-made, el happening y el bodyart, en procesos ambivalentes en el que el espacio envuelve a la pieza o bien la pieza llega a envolver al espacio. El eje de un método híbrido con peso y fuerza que se regocija en el arte contemporáneo.
Descrito por ella misma como un gozo plagado de procesos intelectuales y diversas lecturas. Único y mágico, donde las ideas a discutir y plasmar en la mente del espectador son más importantes que el resultado propio de la pieza.