En la puerta de “El Garufa”, en la esquina de la 15 Poniente y 5 Sur, destacan dos meseros con mandil negro, cubrebocas y moviendo sus franelas para atraer la atención de potenciales clientes.
Con el saludo también llega el chorro de gel antibacterial en las manos, te invitan a desinfectar el calzado en los tapetes mientras la música y el bullicio ligero envuelve el ambiente de un botanero que luce con no más de 10 mesas y sólo dos ocupadas.
Este establecimiento, con 19 años de vida, reabrió sus cortinas tras seis meses sin tener servicio por la pandemia de coronavirus. No corrió la misma suerte la sucursal de la 3 Sur, con 14 años de servicio, al cerrar definitivamente la semana pasada por carecer de la licencia QR para reabrir y el dinero para la renta. Siete trabajadores se quedaron sin empleo.
Pedro Calderón, encargado del local en la 15 Poniente, señala que los clientes regresan con miedo y trabajar al 30 por ciento del aforo complica la situación.
“Las personas llegan y quieren entrar, pero por la limitante tienen que esperar fuera y muchos optan por irse; además, este establecimiento no trabaja por reservación”, resaltó.
Sin clientes, no hay modo de cubir rentas, pago del IMSS e Infonavit, impuestos, energía eléctrica, teléfono. Pero el buen ánimo y las ganas de atender al cliente Botaneros, a reiventarse o cerrar en la pandemia Dueños y trabajadores ofrecen al público un espacio seguro en la nueva normalidad en Puebla capital, con la aplicación de las medidas sanitarias para evitar contagios de coronavirus persisten entre los trabajadores. En “El Garufa”, las medidas sanitarias de emergencia han sido una lección de cuidado, orden y mejor servicio para los asiduos a estos locales.
Don Pedro espera a su antigua clientela. Y que haya nueva. Con cuidados y precauciones.
En el botanero “Corona”, Rayo Ruiz dirige el lugar con cubrebocas y careta.
Ahora destina una partida para comprar los productos de desinfección; reconoce que es un gasto necesario para proteger a clientes y trabajadores.
El horario de 13:00 a 19:00 horas, reconoce, les permite captar a quienes buscan un momento de calma para después regresar al trabajo.
Son competencia, sí, pero la encargada de este botanero lamenta que sus vecinos y compañeros de gremio de “El Marinero”, a una calle de este local, no hayan vuelto al trabajo, no sepa en qué se ocupan, dónde están, cómo se encuentran. Sigue cerrado. No tiene para cuándo reabrir. “La Opera”, “El Portalito” son otros establecimientos que no han abierto las puertas, aun con la luz verde para los establecimientos.