Por: Mariana Flores
José Luis Salcedo Guzmán y Saúl Reyes Pérez viajan de Panzacola, Tlaxcala a Ciudad de México, para llegar a la periferia de la Basílica de Guadalupe, en la capital del país. La pandemia no impidió que cumplan la manda de hace 10 años.
José Luis de 33 años camina desde hace 2010 la carretera para visitar a la virgen por una promesa: que su mejor amigo, que fue encarcelado injustificadamente, saliera libre, porque no tenían para contratar a un “buen abogado“.
Y entonces la morenita, le hizo el milagro. “Yo le pedí y le prometí caminar a la Villita cada año, sin falta, si me lo sacaba de la cárcel. Es como mi hermano. Y pues me cumplió, mi compadre salió de la cárcel y ahora yo tengo que salir de mi pueblo”.
Es la mañana del viernes 11 por la autopista México-Puebla. Cuando José Luis llegue a la capilla, se persignará y regresará a su pueblo. Pretenden regresar a su casa la misma noche del 13 de diciembre.
A pesar de la pandemia, peregrinos caminaban hacia la capital del país para cumplir con sus promesas.