Fotos: Agencia Enfoque
Con cubrebocas y careta, así es como los católicos han llevado la COVID-19 a una de sus tradiciones más arraigadas: vestir al Niño Dios. Los modelos son variados, pero el niño doctor y cirujano son los que llevan estos protectores, además de que sumarán los rezos por la salud de las familias poblanas.
Año con año, cada 2 de febrero los fieles acudan a las iglesias con sus figuras de Niño Dios ataviados de gala para posteriormente tener una fiesta en casa, en donde aquellos que sacaron al niño en la rosca de reyes pagan los tamales y el chocolate.
Y aunque pareciera que es una de las tradiciones con menos popularidad, las tiendas de ropa para figuras se mantienen por años ofreciendo desde el tradicional ropón blanco de manta o tejido para los primerizos, así como los tradicionales de figuras de la iglesia e incluso algunos con accesorios más a la moda como el cubrebocas y la careta.

FE MANTIENE VENTAS
Si bien la pandemia obligo a muchos negocios a mantenerse cerrados por disposición oficial, la fe mantuvo vivos a los comercios que se dedican a esta actividad, debido a que los clientes fieles acudieron como cada año a buscar el mejor traje para sus niños.
La señora Angélica Fernández, quien tiene su puesto ubicado en la 3 Norte y la 8 Poniente, indicó que ella solo vende los trajes tradicionales, los que tienen que ver con personajes de la biblia y que, aunque la venta no ha estado alta, sus clientes fieles ya fueron a visitarla.
“Las ventas han estado tranquilas, pero mis clientes fieles ya vinieron por su ropón, así que aquí seguimos, tenemos 10 modelos diferentes de excelente calidad”, aseveró.
En caso de aquellos que buscan algo más actual o menos apegado a las tradiciones, pueden acudir a Creaciones Claudia, en la 16 Poniente, local #4 entre la 16 y la 18 Poniente, en donde al traje tradicional del Niño Doctor, pero con careta y cubrebocas, acorde a la crisis sanitaria que vivimos.
Esta no es la primera vez que los vendedores tienen que adaptarse a las peticiones de los clientes, en varias ocasiones han solicitado que se vistan a sus niños de futbolista o migrantes, incluso en 2019 fue de huachicolero.
Si bien, la iglesia católica no está de acuerdo con que utilicen estas vestimentas, los comerciantes buscan la manera de complacer a sus clientes sin que se perjudique la fe, pero muchos prefieren vender solo la ropa tradicional.
Desde 150 pesos para figuras de 15 cm hasta 450 para niños de 45 cm; de diversos materiales, colores y formas, los poblanos pueden acudir a diversos establecimientos para vestir a sus niños, en donde también podrán encontrar accesorios como mantitas o las sillas para poder colocarlos cuando termine la celebración.
TRADICIONES PERDURAN
Año con año acuden a las iglesias, la fiesta que se hace después es lo de menos, el pago de los tamales y el chocolate pueden esperar, pero no la misa. Este año, agradecen la reapertura de los templos para poder acudir, porque creían que por primera vez en años no cumplirían con la tradición.
La familia Escobar Morales año con año acude a la misa de las 7:00 de la mañana en la colonia Belisario Domínguez, para llevar a los Niños Dios a bendecir, toman todas las figuras de la familia previamente vestidas con el atuendo elegido para el año y los ponen en el altar para que reciban de nueva cuenta el agua bendita del padre.
“Todos los años me llevo los niños de mis dos hijas y el mío, a misa temprano, a veces ellas van a veces no, depende del día y ya después, cuando todos pueden nos comemos los tamales con el chocolate”, relató Margarita Morales.
Contó que nunca le ha gustado vestir a su niño “a la moda” o con ropa de futbolistas o cosas así, porque siente que se pierde el respeto de la tradición y se ofende a Dios, pero siempre procura comprar un ropón nuevo o en su defecto cambiarle la silla en donde va sentado.
Considera que es una tradición que no deben de perderse, debido a que fomenta a la reunión familiar, da la oportunidad de compartir una vez más la mesa con todos los miembros de la familia y convivir.
Este año, debido a la pandemia, no habrá reunión de la familia para pagar los tamales, así como no hubo rosca de reyes, pero si acudirá a misa ahora que sabe que, si abrirán los templos religiosos, debido a que considera que es importante cumplir con este tipo de actos, aunado a que tomará todas las medidas necesarias.