Por: Hugo Arquímedes González Pacheco y Montes / [email protected]
Desde mi escritorio
En el sector educativo la incidencia de la corrupción es difícil de medir, se estima que está ampliamente aplicada por los responsables de la Secretaría de Educación Pública (SEP) federal, igualmente en todos los estados del país quienes son los que manejan el presupuesto que le manda la federación.
Dicha corrupción desenfrenada sucede con la complicidad de los líderes sindicales del SNTE y la conflictiva CNTE, que han sido verdugos de nuestra sociedad con el atraso y fracaso educativo, responsables también de la desconfianza social hacia el magisterio. Los adolescentes suelen familiarizarse con la corrupción en las escuelas y universidades.
Cuando esto sucede, una de las funciones principal del sector docente es la enseñanza de los valores éticos que se vuelve imposible cuando la corrupción pasa a ser algo normal en todos los ámbitos de la sociedad. Los sueldos inadecuados, irregulares o demorados a menudo obligan a los maestros a procurar un ingreso suplementario con la famosa doble plaza, el número de profesores que no les llega sus pagos ha sido alarmante en todos los estados del país.
Ellos no pueden sobrevivir sólo con ese sueldo; hay un dicho entre ellos: “Medio me pagan, medio trabajo”. Los que trabajan logran sobrevivir con la subsistencia de labores extras.
En el gobierno de Enrique Peña Nieto, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y diversos medios periodísticos confirmaron los resultados del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial 2013, cuyas cifras de maestros fueron simplemente maquilladas por los tres Reyes Magos de la corrupción de la SEP: Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño Mayer y Otto Granados Roldán. Se optó por centralizar la nómina de pagos del magisterio, que es el cuerno de la abundancia para enriquecer a funcionarios del gobierno y líderes sindicales.
En el actual gobierno no saben cuántos maestros, comisionados y aviadores existen en la nómina magisterial, una vergüenza para Hacienda, quien da los recursos y no saben a cuántos les paga. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha ido fijando los objetivos a su ocurrencia en su Cuarta Transformación, no habiendo –hasta el momento– un documento oficial que dé cuenta de las principales características de efectividad de su 4T, sólo su “República Mañanera”.
Si bien es difícil precisar en qué consiste la 4T en lo general, más lo es en el terreno educativo. AMLO ha hecho declaraciones sobre este tema en sus conferencias mañaneras, envió al Congreso la desaparición de la Reforma Educativa (laboral) y elaboró la Ley Educativa con acuerdo de la CNTE.
Sin presentar hasta el momento un proyecto educativo acabado, tampoco se sabe nada de la trasparencia de pagos al magisterio, continuando con el beneficio a sus comisionados de Morena, sindicales y aviadores.
Su propuesta para enfrentar la lacra en el sector educativo consiste en la recentralización de la nómina magisterial y del fin de la venta de plazas. “La SEP es quien las administra, no el sindicato. ¿Evitará que no se trafique con ellas? y ¿garantizará la contratación de maestros de excelencia egresados de las normales públicas?” Lo cual es una mentira pues se continua con los viejos vicios de corrupción.
Ahora jinetean el dinero del pago de los maestros, de los jubilados y pensionados, algo inhumano. Mientras no se conoce los datos de miles o millones de “ninis” que reciben dinero, los maestros jubilados sin importarles que dejaron una vida en las aulas ahora son olvidados y maltratados con las UMAS, no reciben sus pensiones a tiempo en la extraordinaria democracia de la 4T.
La recentralización de la nómina magisterial es el reconocimiento oficial del fracaso de la descentralización educativa pactada en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica de 1992. No es algo nuevo.
La nómina magisterial comenzó a recentralizarse en 2015, en plena reforma educativa del Pacto por México. Con la creación del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (FONE), la SEP pasó a hacerse responsable del pago de los trabajadores de la educación con una enorme corrupción hasta nuestros días. Sin embargo, el pago de miles de maestros sigue siendo responsabilidad de los estados.
De manera que miles de maestros que cuentan con plazas presupuestales avaladas por la SEP, han laborado en todos los estados del país por meses y hasta más de un año sin recibir su pago. ¡Pero sí hay presupuesto para los Servidores de la Nación de Morena! Eso no significa que los profesores mencionados hayan comprado sus plazas o las hayan obtenido por medio de prácticas corruptas.
Es correcto terminar con la venta y el tráfico de plazas. Así lo ha demandado la CNTE y sus líderes sinvergüenzas las siguen vendiendo una y otra vez. Pero el control de las plazas por parte de la SEP es cómplice de estos mecanismos adicionales, la cuarta trasformación educativa no garantiza el fin de la corrupción.
La calidad educativa es una frase bonita, “calidad” fue el concepto articulador de la Reforma Educativa de Peña Nieto; ahora, con la 4T, la convirtieron en “calidad y excelencia”, que no se vio en la gestión de Esteban Moctezuma, sólo el beneficio de su patrón Salinas Pliego.
A la salida de la SEP de don Esteban, propuso AMLO una educación más fina con Delfina Gómez por una razón que se desconoce oficialmente, simplemente quien mete mano en la Secretaria de Educación Pública es la mandamás del gobierno de Obrador, la señora Beatriz Gutiérrez. El documento sobre la Ley de Educación de la 4T no tiene nada que ver con una transformación pedagógica progresista de largo aliento.
Es, en lo esencial, la misma gata del Pacto por México, sólo renovada, quitando hasta las comas de la Reforma Educativa de Peña con su ley educativa al vapor con la falsa Nueva Escuela Mexicana.
Los paradigmas de la educación han cambiado, vemos la mayoría de nuestros problemas vienen atados a las personas que elegimos, que son el reflejo de la corrupción, somos nosotros los que estamos escogiendo mal nuestro destino por lo tanto quienes tenemos que cambiar seremos todos, aprendiendo a elegir bien de tal forma que no pidamos a los elegidos que cambien, porque no lo van a hacer.
Tenemos que acabar con esa amistad inseparable entre la mala educación y la corrupción que hemos tenido a través de los años. Si lo podemos hacer, con una “Revolución de Conciencias”, sólo es cuestión de analizar quién queremos que rija nuestro destino al gobernarnos. Acuérdense de quién habla más de honestidad e incorruptibilidad, pues dice el dicho “Dime de qué presumes y te diré qué careces”, frase del pueblo sabio.
Urge –dijo AMLO– el regreso a clases. También, señor presidente, urgen los pagos a los maestros, jubilados y pensionados. El regreso a clases requiere de recursos no de discursos y simulaciones. ¿Usted qué opina?