Guadalupe Juárez
En escuelas de educación básica de la entidad poblana prevalecen la exclusión y discriminación contra alumnos LGBT, pues la educación sexual se centra en relaciones heterosexuales y en fomentar los estereotipos, al llamar a los estudiantes que no cumplen con estándares heteronormales “putos, tortilleras o lesbianas”, de acuerdo con el informe de Violencia Escolar contra estudiantes LGBT, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
En el documento retoman la investigación hecha por Karen Siomara Lara Jiménez y Abel Lozano Hernández en el Centro Escolar del Sur Manuel Bartlett Díaz, en la que encontraron que la principal estrategia de orientación sexual del instituto se centra en que los docentes expliquen a los alumnos que, de sostener encuentros sexuales a temprana edad, la principal con secuencia será un embarazo no deseado.
Con esta aseveración, advierte el estudio, queda desdibujado el concepto de diversidad sexual, ya que da por hecho que la población estudiantil es heterosexual.
Siguiendo la misma línea de los embarazos no deseados, los profesores enfatizan la dificultad de que los jóvenes se inserten en el mundo laboral y tengan que convertirse en “adultos”.
Resaltan que las “consecuencias más graves” son para las mujeres, que son quienes van a cuidar y educar a los hijos sin apoyo del padre; además, tendrán que renunciar a una vida de diversiones, viajes y satisfacciones, con altas probabilidades de abandonar la escuela.
Tales afirmaciones estigmatizan y etiquetan a las mujeres, pues desvalorizan la figura de las madres solteras y sugieren que, por el hecho de sostener relaciones sexuales, son “fáciles” o de “moral relajada”.
Los docentes advierten a las mujeres que, en caso de que quisieran continuar con el embarazo, puede que “les vaya bien” con su pareja y en su rol de amas de casa, pero también pueden “tener mala suerte”.
“Resulta limitante que se siga asumiendo la sexualidad de estos jóvenes como algo que se puede delimitar desde la teoría o contenidos de los libros y no se reflexione desde las prácticas que se viven incluso en el espacio escolar”, dice el estudio.
De esta manera, los profesores evitan hablar de la sexualidad como un derecho que puede ser placentero, o la posibilidad de practicar un aborto antes de “casarse” o “juntarse”.
BULLYING HOMOFÓBICO
En el Centro Escolar del Sur, la mayoría de las expresiones con las que los estudiantes son clasificados son “puto”, “maricón” y “gay”, asignadas a varones con “déficit de hombría”.
Estas acciones, advierten los especialistas, fomentan el sexismo y la homofobia, con discursos reforzados tanto por el alumnado como por los profesores de la institución.