Mario Galeana
La escritora Beatriz Gutiérrez Müller propuso, a nombre de un grupo de investigadores, que el Barrio Universitario de la BUAP sea considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Desde el edificio Carolino, la investigadora expuso que obtener la certificación de este barrio permitiría comprender su transformación como “museo vivo”, además de su exposición a nivel mundial, el aseguramiento del apoyo técnico y financiero de los gobiernos estatal y federal, y la contratación de un seguro para prevenir incidentes en inmuebles históricos.
“¿Qué ganamos los universitarios, la ciudad de Puebla, el país y el mundo? Primero sería un premio a la perseverancia.
Pero también se ratificaría formalmente el compromiso ante el mundo de seguir cuidando este conjunto arquitectónico, una obra maestra del ingenio humano”, afirmó.
Gutiérrez Müller lanzó esta propuesta durante la inauguración de un simposio realizado en el marco de los 35 años de la declaración de Puebla como Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. Allí, reconoció que lo más complicado no sería probar el valor de la zona, sino los trámites burocráticos.
El Barrio Universitario comprende 315 calles, 154 manzanas y cuatro corredores –el Carolino, el Jesuita, el de San José y el de Analco–, en los que se encuentran 45 edificios históricos erigidos entre el siglo XVI y el XX.
Aunque una parte de estos corredores está dentro del Centro Histórico de Puebla, que en 1987 obtuvo la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad, hay otros inmuebles que no forman parte de este polígono, por tanto, no gozan de la misma protección.
La definición de esta zona como “museo vivo” se justifica, a decir de la investigadora, en la importancia histórica, económica, social, política y cultural que ha tenido la zona para el resto de la ciudad.
Primero, dijo, fue nodo de distintos circuitos comerciales: desde las transacciones para abasto de materias primas hasta el acarreo de agua proveniente de los manantiales. También fue, desde sus orígenes, una zona intercultural, en la que lo mismo vivían inmigrantes españoles necesitados, que personas indígenas y africanos.
“Los expertos de la universidad pueden demostrar con creces por qué estas cuadras son Patrimonio Mundial incluso sin proponerse ante la UNESCO”, reafirmó.
Gutiérrez Müller aseguró que el gobierno de México se encuentra en disposición de acompañar la solicitud de declaratoria de este Barrio Universitario, e incluso de participar económicamente con la restauración de dos inmuebles que requieran cualquier tipo de intervención.
“Una servidora, en todo ello, ofrece ser intermediaria –de todo corazón, con buena fe y en el marco de la ley–, para contribuir a estas gestiones hasta septiembre de 2024. Después no puedo”, dijo quien es, también, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo periodo de gobierno termina precisamente ese mes.
Por su parte, la directora de Patrimonio Histórico Universitario de la BUAP, Rosalva Loreto López, explicó que la propuesta de solicitar la certificación de este barrio ha sido trabajada de manera formal por un grupo de investigadores durante los más recientes cinco años.
URGE PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO
Durante su presentación, la escritora también instó a la BUAP a formar a más expertos en patrimonio, a que cree un plan de supervisión de inmuebles y a preservar y digitalizar archivos con valor histórico localizados en la Biblioteca Lafragua.
“¿Estamos dispuestos a abrir ese archivo al mundo digital para que en todas partes se conozca, sin descuido de los derechos de autor? ¿Que se estudie, se difunda, se comprenda, se valore y se admire?”, preguntó.
Este proceso puede ser acompañado por expertos del Archivo General de la Nación que se dedican a restaurar, limpiar y digitalizar documentos históricos, consideró.
“Sobre la restauración de bienes, la biblioteconomía y archivística, la BUAP puede ser punta de lanza para abrir centros de formación de especialistas a largo plazo, estudio e investigación, que no necesitan ser onerosos”, insistió.