Mario Galeana
Cuando la pandemia encalló en Puebla, todos los museos cerraron sus puertas, pero sólo unos cuantos abrieron sus redes. Paliaron la ausencia de visitantes con recorridos guiados virtuales, conferencias, exposiciones virtuales, algunos conversatorios y cápsulas en donde trataban de traducir su acervo material a una forma de entendimiento digital.
La Secretaría de Cultura del estado registró que un millón 500 mil usuarios interactuaron con algunas de estas actividades museísticas, y los incluyó en su informe anual de “visitantes” tradicionales.
Pero, a pesar de todo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) estimó que Puebla perdió 3 millones de visitas a museos a consecuencia de la emergencia sanitaria.
¿Podrían contar aquel millón y medio de usuarios de internet como auténticos visitantes? ¿Ofreció aquel puñado de actividades digitales algo parecido a la experiencia real de un museo?
A finales de 2020, cuando algunos museos reabrieron algunas de sus salas de exhibición, la Fundación Telefónica Movistar y el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) convocaron a académicos, gestores, creadores y expertos en comunidades creativas, artísticas y de investigación para discutir precisamente ésta y otras preguntas dentro del dilema de la digitalización en los museos.
El resultado de ese encuentro en el que se discutieron estrategias ligadas a la creación de herramientas, interfaces y tecnologías para la producción, distribución y consumo de contenidos fue la publicación de un libro titulado Museo Digital. Ciudadanía y Cultura 2020, que fue presentado recientemente en Puebla.
Para Alberto López Cuenca, profesor investigador en la maestría de Estética y Arte de la BUAP, la pandemia fue un proceso acelerado en el que las instituciones culturales no respondieron de forma heterogénea, puesto que no todas estaban capacitadas de la misma manera.
“La digitalización no era abrir solo una página web o una cuenta de Twitter, sino que atraviesa las propias formas institucionales de los museos, sus procesos de reconfiguración. La digitalización obligaría a generar nuevas jerarquías dentro del museo, para saber cómo un proceso de curaduría o un ciclo de charlas atraviesa las propias formas institucionales”, explicó.
Además, el investigador observó que la emergencia sanitaria por COVID-19 también reflejó las brechas digitales entre la población, puesto que, además de que un 25% de personas no cuenta con internet, según un informe del Inegi publicado en 2021, algunas otras no poseen con la misma calidad de dispositivos o de red de internet.
La curadora Bárbara Perea, del departamento de Arte y Cultura Digital de Fundación Telefónica, suma a eso una brecha generacional:
“Quien no fue formado y no tiene competencias digitales, ya está excluido. He oído a personas de la tercera edad con una enorme frustración por el uso de los dispositivos”.
Sin embargo, la digitalización en las prácticas museísticas también ha acercado a los usuarios y, durante un momento de la pandemia, significó la creación de redes entre públicos, comunidades y museos.
Julio García Murillo, subdirector de Programas Públicos del MUAC, expuso que durante la pandemia el museo desarrolló un programa entre infancias y padres de familia que se habilitó a través de WhatsApp.
“Entendimos que necesitábamos que los talleres no exigieran descargas o demasiado uso del celular de los padres. Hicimos un proyecto que se llamó Atrapasonidos, que fue prácticamente un ejercicio de escucha del lugar en el que se encontraban. Después se convirtió en un Atrapasentidos y de ahí se ha ido transformando, pero fue clave el uso de herramientas que no utilizaran demasiada capacidad”, abundó.
El libro recopila algunas de estas experiencias autogestivas en las que, al margen de las grandes plataformas como Facebook, Twitter o Instagram, algunos centros culturales o comunidades crearon redes entre sí para generar contenidos culturales.
Uno de esos ejercicios documentados fue el del municipio de Cherán, en Michoacán, que creó una red digital interna donde crearon un archivo documental sobre la historia de la localidad e historias de vida del pueblo, al margen de su lucha contra el narcotráfico, los talamontes y el Estado.