Por: Mar Picazo
Del vértigo a lo escatológico, Animales Sonrientes muestra la soledad y miseria del ser humano a través de cuatro historias cuyos hilos conductores son la ridiculez y comicidad de los personajes.
El escritor poblano David Marín, tras la pandemia, retoma algunos relatos pendientes y los inscribe a la convocatoria Letras confinadas, donde resultó seleccionado.
“Buscaba que fuera una obra satírica. Pero el lector encuentra resonancias o interpretaciones distintas. Quería que todos los personajes fueran ridículos o desagradables por igual. Busqué que este cuento no tuviera ningún anclaje social”, dijo
Un tópico que el autor repite en Animales sonrientes, Ovni, El profesor Austin y Objetos perdidos es el humor negro.
“Los primeros tres cuentos, en referencia a los personajes, son más parecidos con cierto estatus social e intelectual, más depresivos, ansiosos, escépticos o asqueados. En el otro cuento, desde el principio quise que pasara algo distinto, aunque en el fondo sí prevalece el sentimiento de soledad y hartazgo”, indicó.