INFORMACIÓN: INVESTIGADORA MARÍA TERESA MARTÍNEZ-ORTIZ,
KANSAS STATE UNIVERSITY / TEXTOS: DULCE LIZ MORENO
No eran acompañantes ni ayudantes ni cocineras de la tropa. Carmen Serdán Alatriste era organizadora de talleres de cultura política con la causa antirreeleccionista, fue parte del club “luz y Progreso” que en Puebla almacenaban armas, se disfrazaban para reunirse.
Y Natalia, su hermana, no sólo era culta en literatura sino en leyes y por eso fue defensora. Ella fue espía y estuvo en Texas como pieza fundamental para entregar y recibir mensajes y dinero e instrucciones de acción del propio Francisco I. Madero.
Por eso es que un puñado de académicos e investigadores repudian la palabra “soldadera” porque generaliza y, entonces, hace invisible el trabajo de mujeres como Carmen.
Además, es la primera mujer que dispara un arma en el movimiento revolucionario. Combatiente plena.
La documentación de los hechos del 18 noviembre de 1910 describen que fue herida de bala cuando salió a la azotea a surtir de parque a los antirreeleccionistas reunidos en la casa de la 6 Oriente.
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Y que fue ella quien dio el tiro mortal al jefe de la policía de Puebla, el delator del movimiento, el acosador y cazador que les envió a toda la guardia con el fin de exterminarlos, Miguel Cabrera, cuyos excesos lo hicieron aborrecible para todos los sectores de la ciudad.
Aunque lo que ocurrió dentro de la casa es un misterio. Porque la narración de los sobrevivientes sólo es un trozo, lo que cada uno vio, lo que sintió.
Con la herida de bala en el costado, Carmen tuvo que ser atendida como grave.
Para la ciencia médica de entonces, la infección y la hemorragia eran enemigos realmente mortales. Pero, salida de la enfermería, fue directo a la cárcel. Y bajo los cargos más graves: sedición, traición a la patria… el gobierno conservador, claro, la quería neutralizada. Y ahí, Natalia fue su defensora y patrocinadora, igual que de su cuñada.
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Maderista y cultísima
Natalia era la más aplicada de los Serdán como ávida lectora de la súper biblioteca que los hermanos tenían a disposición, integrada por varios acervos enormes.
En primer lugar, su papá, Manuel Serdán, participó en la Batalla del 5 de Mayo y tenía no solo libros sino croquis y mapas.
Del otro lado de la familia, el abuelo materno, Miguel Cástulo Alatriste, que fue gobernador de Puebla de 1857 a 1861, también les dejó una colección de textos básicos de autores liberales.
Pero el más grande fue el que aportó Manuel Sevilla, el esposo de Natalia, quien heredó una porción de la biblioteca de Melitón Vargas, quien fue arzobispo y buen amigo suyo.
Otras mujeres de remarcada participación en la junta revolucionaria en Puebla fueron Paulina Maraver, Ignacia Vázquez, Guadalupe, Rosa y María Narváez, Piedad García y la esposa de Aquiles, Filomena del Valle.
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