Mario Galeana
Fotos: cortesía de la fuente
Cuando algunas personas empezaron a construir sus casas en el Barrio de Xonaca, hallaron, arrumbadas entre polvo y piedras, armas y fusiles que yacían enterrados desde la Batalla del 5 de Mayo. El barrio, asentado a las faldas del cerro de Guadalupe, había sido epicentro de la batalla y los vestigios permanecían ahí, en los cimientos de las futuras casas.
La historia la escuchó Francisco Vidal hace algunos años, cuando se mudó a las calles de Xonaca. Él formaba parte del grupo independiente Sincronía Teatral, integrado por excompañeros del Colegio de Arte Dramático de la BUAP. Y, a su llegada, fue deshilvanando otras historias surgidas en ese barrio.
Como la del pintor Faustino Salazar, que nació ahí e instaló su estudio en Xonaca. Su influencia como fundador del Barrio del Artista y como uno de los muralistas más destacados de su época se extendió por todo Puebla y el resto del país.
A Vidal comenzó a inquietarlo la posibilidad de rescatar esas historias, la memoria del Barrio de Xonaca.
Entrevistó a vecinos y así escribió cinco historias. Tres son hoy parte de “El ropero xonaquero”, un montaje teatral dedicado al público infantil que el año pasado obtuvo un estímulo a la creación artística de la Secretaría de Cultura.
“El ropero xonaquero” es un espectáculo de una hora en la que se cuentan las historias de “El monstruo de Xonaca”, que versa sobre la vida del pintor Faustino Salazar; “Miate Xocoyo”, que cuenta cómo dos niños que se ven envueltos en la Batalla del 5 de Mayo; y “Temporada de carnaval”, que es un recorrido por esa festividad en el barrio, así como en algunos de los lugares emblemáticos de la zona, como ciertos monumentos e incluso la popular fuente de Los Muñecos.
Participan tres actores, un productor, una persona encargada de difusión, un escritor y Francisco, como director.
Las historias se cuentan por medio de teatro de sombras y títeres, y aunque están dirigidas a las infancias, tienen un ritmo ágil e histórico del que disfrutan también las personas adultas.
“El ropero xonaquero” se estrenó en julio de este año en el Centro de Bienestar Social Xonaca, un sitio comunitario que se fundó hace seis años.
Hubo temporada de verano para que más público pudiera disfrutar de esta puesta en escena singular.
Francisco Vidal considera que “El ropero xonaquero” no sólo preserva la memoria del barrio, sino que también reescribe la concepción que se tiene sobre él.
Al ser uno de los barrios fundacionales construidos del lado indígena del Río San Francisco –en sentido opuesto al centro ideado para españoles–, Xonaca y sus habitantes han sido estigmatizados a lo largo de muchas décadas.
“Claro que hay delincuencia, pero otra verdad es que ahora la delincuencia está en todos los lugares”, dice Vidal.
“Queremos quitar esa impresión de que es un foco rojo o un barrio bravo; queremos que cuando se piense en Xonaca, se piense en su gente, en sus artistas, en sus personajes distinguidos, en sus lugares”.
Vidal considera que en el barrio hay una efervescencia cultural promovida por sus mismos habitantes.
El referente directo es la edificación del Centro de Bienestar Social, que era una casona edificada en el siglo XIX que se encontraba abandonada.
Los vecinos tomaron el inmueble, lo rehabilitaron y lo convirtieron en un centro de cultura, arte y educación.
También hay un proyecto de recuperación de lavaderos del barrio, donde se pretende instalar un foro para grupos de teatro y música.
El mercado de Xonaca realiza actividades artísticas que convocan a gente de lugares cercanos.
“Buscamos que estos proyectos refuercen la identidad de la gente que vive en estos barrios. Luchamos un poco contra el llamado turismo cultural, que se centra en la cuestión económica. No estamos en contra; simplemente queremos proyectos que realmente te hagan querer a tu vecindario y tu ciudad”.