Por: Jaime Carrera
El Tesoro de la Juventud, una colección de 20 tomos y más de 7 mil páginas ilustradas, desató un hambre insaciable de conocimiento en el escritor mexicano Felipe Garrido cuando apenas tenía 10 años de edad.
Años después, esa sed de letras y palabras se mantuvo como una misión y visión de vida: formar lectores alfabetos que transformen la realidad de pobreza y desigualdad de México.
“Estoy convencido que la formación de lectores es un trabajo que tiene resultados. La pobreza extrema es enemiga de todo lo que significa bienestar, porque hay quien piensa: ‘arreglamos primero la pobreza y luego la lectura’. Es al mismo tiempo, creo”.
Después de décadas de incentivar la lectura, Garrido está consciente de que formar lectores no es una tarea sencilla, y que docentes y padres de familia juegan un papel trascendental.
“La lectura tiene que ser de todos los días, cotidiana, natural. Un lector se forma a lo largo de su vida, por eso es tan importante que los lectores se formen desde la casa”, dijo el tapatío, homenajeado en 2018 por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) como parte del ciclo Protagonistas de la Literatura Mexicana.
Felipe Garrido fue parte del itinerario de conferencias del segundo diplomado de Memoria y Discursos Autobiográficos del Centro de Lecturas, Escrituras y Memorias (LEM) , organizado por Laura Athié y Efren Calleja.
“Este proyecto coincide con lo que ha sido mi mayor empeño. Me he dedicado básicamente a formar lectores, pero la constante es que estoy convencido de que es con constancia que se puede llegar a tener una sociedad donde la mayor parte de la gente sea lectora y alfabeta”.