Por: Lic. Guillermo Pacheco Pulido/ Es relativo
“En la conferencia que esta noche tengo el honor de pronunciar ante ustedes, no quiero darles ninguna definición abstracta de la belleza, porque los que trabajamos en el arte no podemos aceptar teoría alguna de la belleza a cambio de la belleza misma…” Palabras pronunciadas por Oscar Wilde a estudiantes en la Real Academia en Westminster, el 28 de junio de 1883.
Oscar Wilde es el hombre a quien vemos en la grandeza de su obra y su tiempo alejándonos de la crítica –siempre malsana– sobre su vida personal, lo que debe respetarse como todo ser humano. Oscar Wilde nació en Dublín, Irlanda; impartió conferencias sobre arte fundamentalmente en Italia, Grecia, Francia y los Estados Unidos de Norteamérica.
La conferencia que mencionamos se fundaba en su teoría de la Filosofía Estética que crea el concepto de dadismo, o sea el concepto que se tenía en Inglaterra sobre el gentleman, la elegancia, educación, cultura y riqueza que representaba al Dandy, una persona muy especial dentro del conglomerado inglés, además de dominar diversos idiomas.
Wilde, desde joven, fue un destacado escritor; en su vida igualmente demostró ser un gran personaje como poeta, periodista, novelista, crítico literario (algo mordaz), autor teatral, cuentista y con esta faceta decía “amad el arte por sí y, entonces, todo lo demás se os dará por añadidura, porque el arte es la forma más intensa del individualismo que el mundo ha conocido”.
En esa conferencia señaló: “El arte inglés es una expresión vacía de sentido, igual podría hablarse de las matemáticas. El arte es la ciencia de la belleza y las matemáticas es la ciencia de la verdad, no existe ninguna escuela nacional de la una o de la otra.
No existe escuela del arte. Hay únicamente artistas y eso es todo”. Estimó que invitaba a los jóvenes a continuar sin desmayo, en crear arte, no tener temores a lo que se opine de ellos, porque: “La sociedad nunca perdona al soñador, perdona al delincuente”.
“Todo cuanto deben aprender del arte es reconocer si un cuadro es bueno o es malo sólo con verlo. En cuanto a la época del artista, toda obra buena parece perfectamente moderna, un retrato de Velázquez es siempre moderno, incluso en nuestro tiempo, y en cuanto a la nacionalidad del artista, el arte no es nacional, sino universal”.
Son conceptos filosóficos basados en el sentido común, que me recuerdan a José Clemente Orozco, muralista mexicano, cuando señaló que “el arte es completamente indefinido”, es decir, que no es tan fácil dar una explicación que satisfaga todas las manifestaciones artísticas.
Al concluir su conferencia dijo: “Un cuadro no tiene más significado que su belleza, ni otro mensaje que la alegría”. Recalcó que el artista se hace y no tiene por qué ligarse a épocas. Si son fielmente un artista –le decía a los estudiantes– no serán el portavoz de un siglo, si no los dueños de la eternidad.
Recuerda que no ha habido jamás edad artística, pueblo artístico desde el comienzo de la humanidad. El artista ha sido y será siempre una bella excepción, no hay edad de oro del arte, sino únicamente artistas que han producido arte.
No debemos olvidar que Wilde estudió a los clásicos de la literatura griega, entre otras culturas, lo que hizo que sus conceptos no se encerrarán en definiciones, sino en amplios conceptos sobre el hombre en relación con lo que pensaba sobre el arte. En lo basto de su obra destaca su única novela El retrato de Dorian Gray; De Profundis, El fantasma de Canterville, La importancia de llamarse Ernesto, Salomé, El abanico de Lady Windermere, como obras de teatro, entre otros; poemas y escritos periodísticos. Por razones personales estuvo en prisión y al salir vivió en París con el nombre de Sebastián Melmoth.
En Profundis, producto de su adversidad, se encuentran su pensamiento cuando estuvo en prisión: “Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás es debido a que temblamos por nosotros mismos”. Sus obras son de cómoda lectura, sin dejar de realizar opiniones hirientes sobre la sociedad de sus tiempos.
Escribió dos temas que tienen sentido erótico: Teleny y Dex Grieux. El retrato de Dorian Gray (1890) fue una novela que despertó interés en su época, obra que fue llevada al cine. A Dorian Gray le hace un retrato un amigo; Dorian se ve hermoso y con el fin que esa belleza no sea afectada con el tiempo vende su alma a las fuerzas del mal.
Efectivamente, pasa el tiempo y la figura de Dorian sigue igual, no así el retrato, que envejece con todas las marcas de la edad avanzada, situación que rodeada de otras circunstancias desaparece cuando el propio Dorian destruye el retrato.
Aquí tocará a los psiquiatras y psicólogos hacer su análisis, que sería muy interesante de ser procedente. Algún día manifesté que Oscar Wilde pudo haber tenido un conflicto de identidad, es decir, buscaba con quién identificarse y me dieron la razón, pero pensé que cuando la gente está de acuerdo con uno se siente y se debe pensar que está uno equivocado, sobre todo por opinar en temas profesionales en donde no se tenían conocimientos. El arte no tiene ni acepta definiciones.