Hoy, en la casa de la Cultura de Puebla, un encuentro de ejecutantes de cuerdas que fabrican la música que se zapatea y canta
Mario Galeana
La maestra Martha Quintero escuchó el sonido del arpa por primera vez a los 12 años, pero no conoció el instrumento sino hasta los 17. Por eso dice que su pasión por el arpa se encendió dos veces: fue un amor a primera oída y después a primera vista.
Recuerda exactamente aquella tarde: estaba en un restaurante en Veracruz observando a aquel músico rasgar las cuerdas de aquel triángulo monumental, cuando el intérprete, quizá consciente de la mirada de aquella chica, interrumpió la pieza para dedicársela.
Aunque estuvo prendida a ese objeto desde entonces, no adquirió su primera arpa sino hasta los 33 años. Y poco le duró el gusto: como no sabía afinarla, en seis meses barrió los pedales que afinaban las cuerdas.
Un año le tomó encontrar a alguien en Puebla que supiera arreglarla, y lo halló en un viejo músico de Santa Ana Xalmimilulco, en Huejotzingo, que comenzó a enseñarle también los secretos de arpista.
Hasta entonces, se había acercado a músicos de práctica más que de técnica: viejos diestros que no sabían en dónde se encontraba la nota do, pero que eran capaces de ejecutar cualquier son.
Así fue como en 2008 Martha Quintero ideó Toktli Son, un grupo de música tradicional de son jarocho y corrido mexicano histórico que está integrado, sobre todo, por mujeres: Belém Pérez, percusionista y cantante; Nohemí Méndez en la tarima y la quijada; Liz Palacios, en la jarana y el violín; Eduardo Quintero, en la jarana, y la propia Martha en el arpa y la dirección.
Para llegar a ese concepto, Toktli Son pasó por diversas etapas. Primero ejecutaba música folclórica latinoamericana, pero a partir de 2014 comenzó a enfocarse en el repertorio tradicional mexicano.
Finalmente, en su tercera etapa se centraron en el rescate del son jarocho y del corrido mexicano, que para Quintero es otra forma de entender la historia.
Aunque los integrantes de Toktli Son han cambiado a lo largo de estos 16 años, la presencia de Quintero siempre ha tenido una función magnética hacia otras instrumentistas que están interesadas en la música tradicional.
Hasta hace más de dos décadas, según su experiencia, la presencia de las mujeres en el son parecía relegada al zapateado, pero con el paso de los años la ejecución de las músicas se ha diversificado.
“Incluso no había declamadoras en Puebla. Había autoras mujeres que, sobre todo, combinaban la lectura de su poesía con actuación. Pero esto ha cambiado. La música tradicional mexicana nos apasiona, hablando en etnografía, porque nos llena de identidad”.
UN CONCIERTO DEDICADO A LAS MUJERES DEL SON EN PUEBLA
Como Toktli Son, este género tradicional ha florecido entre otras agrupaciones integradas exclusivamente por mujeres en Puebla.
A propósito del Día Internacional de la Mujer, hoy, en la Casa de Cultura de la ciudad de Puebla, se realizará el Tercer Encuentro de Mujeres del Son, en el que participarán los grupos Staku Allende, Caña Dulce y Caña Brava, Xochicanela, Perlitas Queretanas y Toktli Son.
Staku Allende es originaria del municipio de Huauchina go y su presencia musical se re – monta al 2005, con la formación de StakU y sus huastecos, una agrupación que recupera la larga tradición de la música de la huasteca poblana.
Caña Dulce y Caña Brava surgió en 2008 y, desde sus orígenes, ha destacado la sensibilidad femenina en la música, el canto y la lírica del son jarocho. Está integrada por instrumentistas originarios de Veracruz y Ciudad de México.
Xochicanela es un trío de mujeres que desde 2008 interpreta música tradicional de la Huasteca y del Sotavento veracruzano.
En tanto, Perlitas Queretanas es un trío de mujeres oriundas de esa entidad que, a partir del 2004, se constituyó como una de las primeras agrupaciones de música huasteca integrada exclusivamente por mujeres.