Mario Galeana
Patricio Ramos y Ortega se dedicaba a pintar las telas que se colocaban en los techos de las casas para tapar las vigas, cuando el ejército francés llegó a la ciudad. Era un hombre inquieto, y sobre todo era un patriota, y decidió enlistarse en la sección de voluntarios del ejército mexicano.
El 5 de mayo de 1862 le tocó enfrentar a los franceses en el barrio de Xonaca, al pie de la zona de Los Fuertes, y no sólo vivió para contarlo, sino que incluso lo pintó.
En su obra pictórica “Batalla de Puebla”, trazó un cielo ambarino y una escaramuza de soldados mexicanos y franceses desplegados entre magueyes.
La obra no sólo tiene un peso artístico, es todavía más importante relevancia histórica, en tanto que constituye un retrato en primera persona de aquel episodio militar.
La obra de Patricio Ramos y Ortega llevaba tiempo sin ser expuesta en ningún lugar. Había sido intervenido, pero tenía repintes que cubrían la pintura original, el barniz se había oxidado y el lienzo se había agrietado.
La pintura fue restaurada recientemente, mediante una limpieza mecánica, un proceso de corrección de resane y reintegración de color, la aplicación de barniz protector y el tratamiento especializado del marco.
Para el director del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), Fabián Valdivia Pérez, que encabezó los trabajos de investigación y tratamiento durante la restauración, la pintura tiene un valor patrimonial importante.
“Es el único caso en México de un pintor que vive una batalla y que tiempo después reconstruye en su memoria pintándola. Porque tenemos obras de la invasión norteamericana, de la guerra de Independencia y demás, pero en ninguno de los casos fueron pintadas por alguien que participó”, aseguró.
También fue restaurada la obra “Alegoría de la Fundación”, realizada durante el siglo XIX por el artista atlixquense Francisco Morales.