El paratleta poblano es una de las mayores figuras en silla de ruedas; tras ganar la medalla de bronce en el Grand Prix, se acerca a conseguir un boleto para París 2024
Una de las máximas esperanzas del deporte en Puebla para estar en París 2024 es Alan Frías, quien en el Grand Prix Mundial de Paratletismo que se celebró en Dubái ganó la medalla de bronce en los 800 metros planos T53 en silla de ruedas.
Al detener el cronómetro en 1 minuto y 44 segundos, el velocista nacido en la capital poblana consiguió subirse al podio y sumar puntos pensando en obtener un boleto a la justa paralímpica que se celebrará en agosto en la ciudad francesa.
“Habrá más eventos, pero este es de los más importantes; de ahí viene el selectivo en Jalapa, donde sólo nos piden participar como requisito. De ahí viene un selectivo y de los últimos en Suiza”, contó en exclusiva para Crónica Puebla.
José Alan Frías Moreno es hoy uno de los mejores deportistas del estado, una de las esperanzas olímpicas y uno de los más rápidos del país en pruebas de velocidad en silla de ruedas.
Cuando su carrera tomó tintes de trascendencia fue en 2018, año en el que se coronó campeón nacional en las pruebas de velocidad y en el fondo brilló en el Maratón de Guadalajara, lo que le dio el impulso para soñar con llegar a Tokio 2020.
Cuando volvió a las pistas, todo estaba encaminado para que lograra su máximo sueño: convertirse en paralímpico; sin embargo, otra jugarreta del destino le arrebató el boleto, por lo que volvió a pasar momentos complicados.
“Fui al Grand Prix de Suiza en 2021 con la posibilidad de que si ganaba en la prueba de 400 metros clasificaba a Tokio. Ya en la final iba en primer lugar y a 200 metros de llegar a la meta, un chamaco suizo se puso nervioso de que lo rebasara, maniobró mal su silla y se me fue encima, me tiró, rompió mi silla y ya no pude competir porque además me rompió el hombro. Después de eso, otra vez el bajón, me quedé todo el tiempo en el hotel, ya ni quería correr, me quería regresar, pero ya estaba todo pagado y pues si ya estoy acá pues ni modo, ya tenía el boleto en la mano para Tokio, pero me lo quitaron”.
Alan Frías es un ejemplo de vida, una inspiración, y por eso, a través de su historia, trata de ayudar a personas que necesitan justamente ese impulso que él tuvo cuando más oscuro se puso su panorama.
“Doy conferencias en las escuelas, a personas que me lo piden porque su familia tuvo un accidente y por eso después de que termine mi etapa como atleta y sea campeón, lo que quiero es ayudar a la gente, hacer una fundación para donar sillas de ruedas, aparatos ortopédicos, porque yo quería que alguien como yo me ayudara cuando tuve mi accidente. Conozco gente que no tiene idea de la discapacidad y mi labor es decirles que se puede hacer todo con ganas; eso ayuda a cambiarles el chip, es algo que me gusta”.