Atleta de élite, Alejandro Jiménez Caro pone sus herramientas y saberes al servicio de quienes comparten su pasión: probarse en en las mejores competencias del país y el mundo.
El equipo “Alex corre” sigue al líder que este año cumplió 33 años de trotar contra reloj.
Patricia Pérez y Armando González probaron hace ocho días, en el Maratón de Puebla, el rendimiento que han alcanzado bajo la guía de este entrenador.
“Este es mi segundo maratón; Alejandro trabajó en mi programa y bajé mi tiempo tres minutos, respecto del de Ciudad de México. Con esfuerzo y trabajo, todo se puede”.
Eso afirmó Inés Zagil después de cruzar la meta.
Las carreras de ruta son la especialidad del mediofondista destacado en Puebla y el país.
¿Retirarse? Ni pensarlo. Tiene 53 años de edad y es una figura reconocida entre la comunidad runner mexicana.
Nació en el municipio de San Andrés Calpan, tierra del chile poblano y el tejocote, y también de corredores de alto nivel.
Buena parte de su vida, el ahora entrenador se ha dedicado a promover las carreras.
Sobre todo con sus vecinos, fondistas natos.
“Corro con mucha alegría, lo disfruto mucho”, afirma el hombre que sube al podio varias veces al año en todo México.
Sobre su empeño en impulsar a jóvenes, afirma: “El primer paso es caminar y, cuando menos se lo esperan, ya están haciendo deporte de manera continua”.
En el extranjero logró premios que comenzaron a ser tan constantes que los hizo su salario. Por eso vive para correr y puede sostenerse, literal, con sus dos piernas.
Después de su participación en el medio maratón en el que terminó dentro de los primeros lugares, Alejandro confirmó que el atletismo es su más grande pasión. Cómo no, si los corredores de Calpan son famosos en el país por eso mismo: le vierten todo el corazón.
Uno de sus máximos logros fue el primer lugar en el maratón de Puebla en 2005.
Hay Alejandro para rato, afirma mientras hace la enumeración de sus próximas carreras.
Exhorta a quienes tienen ganas de correr el maratón: hay que prepararse a conciencia, se requiere una inversión de tiempo y dinero, pero vale la pena.
Él compite en un maratón al año, ahora que tiene edad en que muchos otros se han retirado de la ruta.
Le gusta la comparación de los corredores con guerreros de mil batallas: ni un día se tacha en el calendario si no ha habido entrenamiento y vida sana.
Y, como todos los proyectos de largo aliento, la condición física, anímica y mental representa un proceso metódico.
Jiménez Caro sólo se quedó sin “sueldo” en los cofinamientos de pandemia, pero ni un día dejó de entrenar. Un guerrero.