Ser campeón del mundo, es el sueño que tiene Agustín Chato Pérez, boxeador poblano de 19 años que el sábado pasado se subió a pelear contra Miguel Azteca Rivera creyendo que iba a salir en televisión, pero finalmente su triunfo en decisión dividida no fue televisado y hasta el momento no tiene explicación alguna.
A lo largo de 10 rounds, el oriundo de la Junta Auxiliar de San Francisco Totimehuacán, demostró su calidad, la cual le permitió convencer a los jueces de que fue mejor que el Azteca, que llegaba con diez triunfos, nueve por nocaut, y sólo una derrota en toda su carrera como profesional.
El Chato conoció el box a los diez años de edad, cuando su papá lo llevó a entrenar por primera vez, y desde entonces tiene como gran ídolo al tres veces campeón del mundo, Juan Manuel Márquez, aunque también quiere seguir los pasos de Juan Francisco Gallito Estrada, actual monarca mundial en el peso súper mosca.
ORGULLO DE SU FAMILIA
Fue en marzo, cuando la pandemia llegó al país, que inició su preparación para la pelea que la promotora Promociones del Pueblo le propuso a él y su entrenador, Wilfrido Peralta, la cual se llevó a cabo en El Templo, escenario adaptado en las instalaciones de Televisa México para recibir eventos de box, aunque nunca se imaginó que su espera por el encuentro se demoraría por ocho meses.
“Desde que empezó la pandemia me vengo preparando, llevamos muchos meses preparándonos para cuando se diera la oportunidad estar listos. Tengo dos entrenadores, Wilfrido y mi papá, entonces salía a correr por Africam Safari, regresaba, hacía un poco de sombra, de manopla en mi casa con mi papá, y después para el gym a entrenar con Wilfrido y hacer un poco de pesas”, dijo.
Con dos años como profesional, el púgil poblano necesitaba de un reto que le ayudara a proyectar su carrera por lo que desde un principio tomó con buenos ojos la topa con el Azteca, para la cual su preparación fue a consciencia.
“Estuvimos un buen rato preparándonos porque era una oportunidad para tener una buena pelea gracias a Promociones del Pueblo que nos llamó para ofrecernos como rival al Azteca Rivera, un peleador muy bueno que venía con un muy buen récord y yo necesitaba esa pelea para medirme con unos buenos peleadores”, apuntó.
En cuanto supo que su pleito iba a ser televisado, lo hizo saber a sus familiares y amigos, lo cual generó una gran emoción, y si bien al final no pudieron ver su triunfo, se ha convertido en un orgullo para ellos.
“Todos mis familiares y amigos, estaban pendientes de la transmisión, pero al final no la televisaron, no sé qué pasó, no nos dijeron nada, pero acabando me empezaron a felicitar por mensajes y llamadas de que salimos con la victoria gracias a Dios”, comentó.
SU SUEÑO ES SER CAMPEÓN DEL MUNDO
Lo que empezó como una invitación de su padre para conocer un nuevo deporte se transformó en su actividad diaria que lo tiene con un solo sueño: el darle a Puebla un campeón del mundo.
Si bien sabe que el camino aún es largo, tiene la mira fija en su objetivo.
“Mi papá, que igual le gusta mucho el box, nos llevó a mi hermano y a mí a entrenar juntos cuando yo tenía diez años, pero la verdad es que a mi hermano no le gustó, a mí sí me gustó y me empecé a quedar y aquí estamos dando lo mejor. Poco a poco fui avanzando hasta integrar la Selección de Puebla, fui a las Olimpiadas Nacionales en 2014 y desde hace dos años soy profesional, como todo chavo tengo el sueño de darle a Puebla un campeón del mundo y eso fue lo que me motivó en su momento a dar el paso a ser profesional”, señaló.
JUAN MANUEL MÁRQUEZ, SU INSPIRACIÓN
Con foja de siete peleas ganadas, una perdida y un empate, este peleador de peso gallo ve aún muy lejano su techo, pero para motivarse usa la imagen del gran campeón mexicano, Juan Manuel Márquez, quien es su gran ídolo, además de que quiere seguir los pasos de Juan Francisco Gallito Estrada, hoy por hoy el mejor peso súper mosca del planeta.
“Veía a todos los boxeadores mexicanos y me motivaba, aunque mi ídolo es Juan Manuel Márquez, sobre todo después de sus peleas contra Pacquiao y en la última donde lo noqueó. Todo eso me empezó a llamar la atención y me motivó más a practicar. Ahorita quiero seguir los pasos del Gallito Estrada”, destacó.
EN FEBRERO PERDIÓ SU INVICTO
Para el Chato no todo ha sido miel sobre hojuelas arriba de un ring, pues en febrero pasado tuvo que probar el sabor de la derrota al perder su invicto ante Israel Azulito Ramírez, en una pelea que se definió en la decisión unánime de los jueces.
Con todo en contra, principalmente la afición, el poblano se mostró a la altura desafiando a Ramírez durante los seis rounds del encuentro e incluso mandándolo a la lona en una ocasión, aunque al final se quedó con las manos vacías.
“La última vez que había peleado antes de enfrentar al Azteca fue en febrero, cuando fuimos a Mexicali y peleé contra el Azulito Ramírez y perdí el invicto, fue una buena pelea, la vio Julio César Chávez y pude demostrar un poco de mis habilidades, aunque al final los jueces se la dieron al local”, agregó.
TÍTULO JUVENIL, EL SIGUIENTE PASO
Su mirada no la voltea al pasado y ya tiene en mente el siguiente paso, pues aprovechando el impulso de la victoria ante el Azteca espera que en los primeros meses de 2021 pueda volver a pelear para acercarse a su primer título.
Con 19 años de edad y en búsqueda de su décima pelea como profesional, Chato espera que el próximo año pueda estar contendiendo por el Campeonato Mundial Juvenil de peso Gallo, cinto que ahora ostenta el nayarita Carlos El Mini López.
“Ahorita lo que tengo en mente es aspirar a un campeonato juvenil, quiero tener otras peleas empezando el siguiente año para ya luego buscar ese campeonato juvenil y estar ahí. Me siento muy contento con mi familia, con mi equipo de trabajo y en el gym, con mi papá quien me ha dado todo el apoyo necesario”, declaró.
Sus 55 kilos de peso cargan también con el gran corazón que le pone a cada trote, cada rutina, cada pelea, ese mismo corazón que lo está llevando a dar pasos firmes en su naciente, pero prometedora carrera, siendo una esperanza de que algún día el boxeo poblano podrá tener al fin un campeón del mundo.