Por: Daniel Aguilar Twitter: @Danny_aguilarm
2, 2 y 2
Son incontables los recuerdos que tengo junto a mi padre, si de pelota hablamos. Sin fin de anécdotas, en las que sólo puedo decir que él es el más responsable de esta pasión incontrolable por el Rey de los Deportes.
Cuando veo a los peloteros de Grandes Ligas salir al terreno, con sus accesorios del uniforme en color azul conmemorando el Día del Padre, siento que es en honor a los que hemos tenido la fortuna de compartir esos momentos.
EL DÍA QUE ME ENAMORÉ…
Recuerdo una tarde del mes de marzo de 2000, mi padre llegaba emocionado con un boleto verde, brillaba, decía zona central y su costo era de $40. Emocionado, nos decía que iría a la inauguración de la temporada, porque los Pericos habían regresado. De manera egoísta él se fue solo, pero fue hasta que arrancó una serie completa en casa cuando nos llevó al Nido Verde.
Ya había visto partidos por televisión y en campos de liga amateur, donde mis tíos los Castelán eran protagonistas, pero verlo en vivo fue simplemente amor a primera vista, dirían los románticos. Conocí el parque de los Hermanos Serdán y a los Pericos de Puebla junto a mi papá y mi hermano, al final, el cariño viene de la cuna y desde ese día ha sido tradición. Los verdes son parte de la familia, cada historia vale la pena.
LOS ÁNGELES CAMPEONES…
En el juego inaugural de la campaña 2017, el licenciado Gerardo Benavides cumplió el sueño de los fanáticos, una ceremonia de campeón a campeón. Reunió a los Ángeles campeones de 1979 con los Pericos, actuales monarcas del circuito. En aquel tiempo, me tocaban las prácticas profesionales para la que hoy es mi casa.
Llegué al parque de pelota y del camión bajaban los veteranos, los fanáticos más jóvenes se preguntaban quiénes eran y mi amigo Martín Caselín, en su labor de camarógrafo, me preguntó: “¿Quiénes son? ¿Los conoces?” A lo que respondí: “Sé quiénes son, físicamente no los ubico, pero su historia la conozco como si la hubiera vivido. He escuchado tantas veces de ellos que creo conocerlos”.
Entrevisté a Ernesto Escárrega y fue algo maravilloso, veía reflejados años de relatos, sus logros los conocía a la perfección, y Pablo Gutiérrez Delfín he escuchado relatos llenos de emoción. Recuerdo haber tomado una foto del equipo campeón y titularla “Pá’ ahí están tus ídolos, de los que tanto me has hablado”.
LA ENSEÑANZA…
En alguna ocasión llegué a casa y vi a mi papá mirando un juego de MLB, donde para mí los equipos no resultaban nada atractivos. No recuerdo quién jugaba, pero de momento identifique que eran de los peores equipos de la liga, le dije que le cambiara el canal, que ni siquiera eran los Yankees o los Dodgers para que fuera un partido interesante, me dijo “siéntate”, pasó una jugada en el jardín central, no recuerdo quién la hizo, pero me respondió “son las Grandes Ligas, por algo están ahí, los mejores jugadores juegan ahí”.
Y es cierto, aunque tardé en entenderlo, hoy en día no importa quiénes de los 30 equipos jueguen, me siento a verlo porque ya lo dijo él: son las Mayores, los mejores jugadores están allí y no es fácil, por algo llegaron a ese nivel.
LA TRADICIÓN…
Y sí, no es por los colores, en verdad muchos creen que es así, pero se los diré: una tradición en casa es ver la Serie Mundial por Televisa, así nos enseñó él, cada octubre la vemos con los Tres Amigos, que para mí no dejan de sorprenderme y para papá es un año más.
Y así, el día que conocí a Antonio de Valdés sólo escuchaba en mi cabeza la voz de papá: “Toño es un chingón, porque narró con el Mago y con el Sony”. Sigo viendo la pelota con él, se sigue quejando de los peloteros que para él no rinden y deberían irse ya, sigue hablando de los Yankees campeones en 1977 y sobre todo de los Ángeles y Ángeles Negros.