Texto: Antonio Zamora y Joaquín Sánchez / Fotos: Agencia Enfoque
¿Cómo será México?, se preguntaba Carlos Poblete Jofre en el trayecto desde Chile; sabía de “El Chavo del Ocho” y no mucho más en 1986, pescado en un scoutting, y cedido un año después a Los Ángeles, y al siguiente, a La Franja, con Aravena, El Chícharo, El Chepo.
Hoy, El Búfalo, ariete del mítico Puebla Campeón de Campeones 1990-1991 –y junto con Ricardo La Changa Álvarez, máximo romperredes en la historia de la franquicia– cumple 57 años de edad.
Ahí se le ve orgulloso, como si sujetara el lienzo de torero, con la casaca de la U, su equipo de ensueño, al que llegó con la reticencia de doña Ana, su mamá, que lo sacaba de las filas de aspirantes “hasta que me entregues título universitario”… y le cumplió.
Forma parte de la época dorada del Puebla, con el Campeonato de Liga (1990), el campeonato de Concacaf (1991), título de Copa y subcampeonato de Liga (1992).
La afición lo recuerda por el pundonor dentro del área y su efectividad.
Y aquella noche, cuando se puso los guantes de portero, lo hizo inolvidable: el paradón de tiro lo llevan grabado a fuego en el pecho quienes lo vieron desde la grada.