Miguel Aguilar es un rayo debajo del agua, es de los mejores velocistas del país. Pero fuera de la alberca es un ejemplo para los deportistas poblanos, pues ha demostrado con carácter y temple que a pesar de las adversidades se puede sobresalir.
La alberca es su hábitat desde los tres años, creando un lazo tan fuerte que ni siquiera un accidente que lo mantuvo inactivo por medio año, le ha restado pasión por este deporte en el que Puebla se ha posicionado como una potencia a nivel nacional.
ES UN ESCUALO
Para Miguel Scualo, como se autonombra, nunca existió otro deporte que no fuera la natación, pues desde muy corta edad tuvo contacto con las albercas y tuvo una prematura vida competitiva que le ayudó a formarse como nadador, pero también a formar su carácter.
«Me metieron en natación, como a la mayoría, para aprender a nadar y no ahogarme, aunque esto fue como a los dos o tres años. Como me gustó, a los seis o siete años ya comencé a tomarlo un poquito más en serio porque me empezaron a meter en las competencias a nivel estatal, todo esto en el Club Alpha. La primera competencia de la que tengo memoria fue una de novatos porque en esa logré la primera medalla de oro de mi carrera», comentó.
FORJADO A FUEGO
El punto de quiebre en su corta vida deportiva se dio a los seis años cuando sufrió un accidente en la alberca, situación que lo hizo revalorar su carrera.
«Siempre supe que tenía cualidades para nadar, en las competencias destacaba, siempre creí que en este deporte podría hacer cosas interesantes. Hubo una ocasión en la que con once años tuve un accidente y me golpeé la cabeza saliendo de la alberca, me suturaron con 32 puntos y debí dejar la natación por aproximadamente 6 meses, aunque fue un momento difícil, también me ayudó a darme cuenta de mis cualidades porque después de que regresé a entrenar casi de inmediato logré la clasificación a mi primer campeonato nacional, ese fue el momento en el que me convencí que podía trascender en la natación», indicó.
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VELOCISTA NATO
Cuando inició su competencia de alto rendimiento, nunca volteó la mirada hacia atrás. Desde entonces todo para él ha sido crecimiento.
«Justamente, en ese torneo que clasifiqué, se dio un parteaguas en mi carrera porque no he dejado de clasificar a las finales de certámenes nacionales y siempre he estado arriba del podio. Antes de los 16 años me desarrollé más como fondista porque nadaba los mil 500 metros en el estilo libre e incluso en un campeonato nacional logré una medalla de bronce, aunque la verdad nadaba esa distancia porque mi entrenador me obligaba, a mí siempre me gustó la velocidad y por eso después me cambié a ser un velocista. Por eso a partir de los 17 años decidí comenzar a hacer pruebas cortas de 50 a 100 y 200 metros, aunque soy especialista en 200 metros pecho», explicó.
BAÑADO EN ORO
El mejor momento de su carrera hasta el momento se dio en 2021, cuando después de la pausa obligada por la pandemia, se destapó en los Juegos Nacionales Conade.
«En mi última olimpiada nacional fue en la que logré más medallas ya que gané un total de siete. Por la edad, los juegos nacionales de 2021 eran mis últimos y quería cerrar con broche de oro, entrené bastante y quedé muy satisfecho porque era algo que quería vivir, aunque no fue fácil ya que fue justamente después de la pandemia, después de mucho tiempo de no poder ir a entrenar, pero a final de cuentas se logró», comentó.
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CENTROAMERICANOS Y PANAMERICANOS
El año pasado entró en un stand by, pero para este 2023 el escualo ha regresado lleno de expectativas y metas.
«En 2022 dejé de entrenar por 6 meses debido a algunos proyectos familiares, pero seguía compitiendo pensando en clasificar a los juegos nacionales de invierno que acaban de pasar».
«Me fue muy bien y logré clasificar a los juegos nacionales Conade en la categoría de 19 a 21 años por lo que por ahora me estoy preparando para llegar en la mejor forma. Mi expectativa es quedar en podio y estoy buscando dar los tiempos para clasificar al campeonato centroamericano y a los Panamericanos y dependiendo mi actuación en estos torneos soñar con una clasificación a Juegos Olímpicos sobre todo pensando en Los Ángeles 2028», destacó.
SUEÑOS FUERA DE LA ALBERCA
Miguel Aguilar sueña debajo del agua, quiere convertirse en atleta olímpico, representar a Puebla a nivel mundial y demostrar que en la entidad hay talento. Pero también fuera de su rol como nadador, tiene anhelos.
“Estoy estudiando Administración Deportiva en la Eudep, que es una universidad que abrió el Alpha y que me permite entrenar y estudiar al mismo tiempo. El programa de estudios me ayuda a dividir mi día entre el estudio y los entrenamientos ya que al mes estoy cursando una materia y me queda el tiempo suficiente para trabajar en la alberca. En el ámbito profesional quiero ser entrenador y tener un equipo de natación”, finalizó.