Para Verónica Méndez, el Puebla no sólo es su equipo de futbol, también se convirtió en esa inyección de ánimo cuando más lo necesitaba, cuando estaba por tirar la toalla en su labor como trabajadora del sector salud siendo parte de la primera línea de respuesta al COVID-19.
Rony, como le gusta que le llamen, ha vivido tres años de intensa afición por los camoteros, pues gracias a su esposo, conoció la pasión que genera el futbol y desde entonces se ha volcado para apoyarlos en las buenas y en las malas.
Sin embargo, desde que surgió la pandemia, su partido más importante ha sido contra el coronavirus, el cual ha enfrentado como enfermera instrumentista en el Hospital General de Cholula, nosocomio que se mantiene como el único que sigue recibiendo a pacientes COVID.
TRES AÑOS DE FANATISMO POR EL PUEBLA
Rony platicó a Crónica Puebla que su fanatismo por La Franja surgió hace aproximadamente tres años y todo fue gracias a su esposo, ya que previo a esto, ella no era seguidora del futbol y mucho menos del equipo.
“Hace tres años de relación con mi esposo yo realmente no era fanática de ningún equipo de futbol, pero mi esposo sí lo es desde hace muchos años del Puebla, y un día surgió que fuimos a los partidos, me pidió que lo acompañara y de ahí me empezó a nacer el amor por ir a ver los partidos de futbol al Cuauhtémoc.
Conocía el futbol a grandes rasgos, así mucho como que no, entonces conozco a mi esposo, me platica del futbol, yo ya tenía conocimiento del Puebla pero muy a grandes rasgos, y ya platicando, viendo los partidos me empieza a nacer esa inquietud, que de ir al partido, que de tener el jersey, conocer a los jugadores y eso es padre porque conoces otro mundo”, dijo.
Desde entonces, se ha aferrado a su cariño por el blanco y el azul, por lo que previo a la pandemia, además de estar presente en cada partido como local y a varios como visitantes, también se hacía presente en firmas de autógrafos y demás convivencias que le permitió tener acercamientos con los futbolistas.
“Cuando estábamos en condiciones normales íbamos a las firmas de autógrafos, si había firma de playeras pues íbamos. Tuvimos experiencias padres como reunirnos con los futbolistas, ya nos ubicaban, Búfalo Poblete lo vimos en varios lugares, Aranza Poblete (su hija) también la conocí allí, me hizo entrega a principios de año de una playera autografiada”, explicó.
Esto significó un cambio en su vida que nunca se imaginó experimentar, pues pasó de ser indiferente al balompié y al Puebla, a convertirse en abonada e incluso aprenderse los cánticos de la porra y viajar a los juegos de visitante.
“Recorrimos con Pepe Grillo dos o tres veces antes de la pandemia para seguir al Puebla, era de irnos tempranísimo para hacer el viaje, son experiencias que nunca me imaginé vivir, tengo 50 años y en mi vida de más joven nunca me imaginé que fuera seguidora de un equipo de futbol, nunca me visualice así, es padre, conoces otras cosas, en el estadio estamos en la cabecera sur donde está la porra y cuándo me iba a poner a pensar que las porras me las iba a aprender, no soy parte de ellos, pero me involucro cuando están buenos los partidos para echarle porras al Puebla, es un gusto porque lo vives con el equipo, te sientes parte”, comentó.
“EL FUTBOL SIN PÚBLICO NO ES LO MISMO”
En 2020 le tocó conocer la faceta de aficionada a la distancia, pues debido a la pandemia gran parte del año pasado los estadios permanecieron cerrados, algo que le generó tristeza y a pesar de que recientemente ya hay un acceso controlado, notó que el futbol ha perdido sabor.
“Me daba tristeza no poder ir al estadio, fue pasando el tiempo y decíamos que ojalá esto pasara rápido porque ya echábamos de menos ir al estadio, comernos nuestra cemita, nuestras chelas, los tacos árabes, porque lo vuelves parte de tu gusto por ir, aparte de que vas y apoyas a tu equipo lo disfrutas más si vas con tu pareja, con amigos, pero desgraciadamente la pandemia cambió muchas cosas y entre ellas el futbol, ahorita en los últimos partidos que fue el aforo muy reducido, no fue lo mismo, yo viví estos últimos partidos con el Puebla de la final de la temporada de forma diferente”, mencionó.
El estar enfrentando la pandemia cara a cara, la hace tener conciencia de los cuidados que debería tener la ciudadanía para evitar los contagios y, ante la irresponsabilidad de algunos aficionados que acudían al estadio, la hizo dudar de comprar el abono para la nueva temporada que está por empezar.
“Desgraciadamente no podemos hacer mucho por la gente que no entiende que nos debemos de cuidar entre todos, sé que debemos de distraernos, ir apoyar al equipo, pero es nuestra responsabilidad cuidar a los demás, y yo me siento responsable en esa parte, porque yo vivo el día a día con esta situación, en el estadio me he molestado mucho con personas junto a nosotros y que se quitaban el cubrebocas, les digo que se lo tiene que poner, me tiran de a loquita y que estoy vieja, pero no es eso, tenemos que involucrar a la juventud que tenemos que cuidarnos a nosotros y después a los demás, esto no se acaba hasta que se acaba, no podemos cantar victoria con la pandemia, me gusta ser fanática pero responsable, si las medidas se dan y el porcentaje de pacientes baja, compramos el abono, si no, debemos ser responsables”, puntualizó.
LA PANDEMIA, LA PEOR EXPERIENCIA DE SU VIDA
Y si para ella, los futbolistas del Puebla eran de admirar por lo que hacen en la cancha, la pandemia mostró que los verdaderos héroes están en el sector salud, personajes que sin reflectores, le han plantado cara a uno de las peores contingencias en la historia de la humanidad.
“Soy enfermera instrumentista en el área de quirófano y laboro del Hospital General de Cholula que es 100% COVID y este año y medio he vivido lo que nunca pensé vivir, puedo decir que nunca había visto tanta gente morir, he visto muchas cosas que me han alterado, muchos tachan de que el personal es muy frio, pero no saben qué hay detrás de un médico o enfermera ante la contingencia”, indicó.
Rony ha estado allí desde el día uno, valiente, tratando de ayudar para salvar vidas, pero el golpe ha sido seco, las imágenes que ha tenido que ver la han perturbado orillándola a buscar asistencia emocional.
“Anímicamente esta pandemia nos ha pegado a muchos, tenemos que tomar terapias para poder estar bien con nosotros mismos, es tanto lo que te afecta que hay un momento en el que ya no puedes más, el desgaste emocional es mucho, nos toca ver a un paciente muriendo y te volteas y muere otro, cuando inició la pandemia era una cosa desesperante, es una cosa que se salía de nuestras manos, los pacientes debido al virus tan letal se nos morían y no dependía de nosotros sino que nos agarró desprevenidos, todo lo que implica el COVID se va a escribir en la historia, yo me siento honrada de poder algún día de contarle a mis nietos que viví esta pandemia que fui parte de ella y que estuve con pacientes COVID atendiéndolos”, señaló.
EL PUEBLA SE CONVIRTIÓ EN SU INYECCIÓN DE ÁNIMO
El desgaste emocional derivado de la fiereza con la que el virus atacó al mundo generando una insuficiencia hospitalaria, llevó a Verónica a tener un decaimiento que pudo frenar gracias a un mensaje que el club Puebla le hizo llegar a través de las redes sociales, el cual se convirtió en la inyección de ánimo que necesitaba.
“En esos momentos yo estaba muy desanimada, yo quería tirar la toalla en el aspecto del trabajo, me daba miedo ir a trabajar por la posibilidad de contagiar a mi familia, me daba miedo hasta sonarme la nariz en el hospital y sabes que el virus está latente, que en cualquier momento te puedes contagiar, pero cuando me dan esas palabras de aliento me inyectaron esa fuerza, ese impulso que me motivó y no sabes cómo influyó en mi para que pudiera seguir porque eso es lo bonito, porque esas palabras nadie te las dice, la gente que valora tu trabajo, por ellas debes hacer las cosas, por ellas debo seguir en esta labor que hace bien a la humanidad”, dijo.
SER PERSONAL DE SALUD, UNA SATISFACCIÓN IMPRESIONANTE
Verónica Rony Méndez es una orgullosa aficionada del Puebla, pero aún más de su labor en el sector salud, algo que si bien la ha tenido expuesta a golpes duros, también la tiene con una gran satisfacción.
“La satisfacción que me da ser parte del personal que está en primera línea es impresionante, me llena la boca de decir que soy enfermera COVID, estoy en primera línea, he sacado pacientes adelante con mis cuidados, porque tener un equipo de bioseguridad por ocho horas es horrible, no puedes ir al baño, no te lo puedes estar retirando, tienes que tener la careta, la mascarilla, un atuendo que se le llama el quimono blanco, una bata encima, el cubrebocas ,yo me pongo una fullface para protegerme, las gafas protectoras, no puedes escribir de que las gafas se te ensucian con la respiración, te llena de angustia porque tienes que hacer tus registros y el tiempo apremia”, declaró.