2, 2 y 2
Daniel Aguilar / Twitter: @Danny_aguilarm
Culmina un año que, como en muchas otras situaciones, nos hizo vivir de manera distinta. La pelota no fue la excepción y se adaptó, nos dio como resultado una temporada atípica con unos Dodgers campeones y en México nos dejó sin el Rey.
Este virus, que al único que le benefició de manera momentánea fue a los Ascos de Houston, afectó a todos directa e indirectamente, en las Grandes Ligas se tambaleaba la temporada y pudo haber sido un asterisco en la historia de la MLB, pero los equipos y el sindicato de jugadores llegaron a un acuerdo.
Hablar de cualquier hecho en 2020 y tal vez incluso en 2021 será recordado para la historia, esta temporada que sólo se jugaron 60 partidos y que los equipos tuvieron que ajustarse en muchos sentidos: viajes, calendario, partidos suspendidos, otros reprogramados y novenas con un alto número de contagios.
Y, sobre todo, una temporada con un formato que, si bien sirvió, nos hizo darnos cuenta que –como se dice recurrentemente– “cuando todo vuelva a la normalidad” no funcionaría: son demasiados equipos en playoffs, una exageración que incluso en los diamantes nos dimos cuenta que había novenas que poco tenían que hacer ahí.
Pero hubo pelota, tampoco podemos ponernos tan exigentes, hubo beisbol y muchos equipos nos emocionaron por la manera en que jugaban, los Ascos querían limpiar su nombre, los Atléticos veían muy probable al fin hacer válida su filosofía del MoneyBall, los Yankees que siguen obligados a levantar el trofeo, los Bravos con su magia, pero fueron las Rayas de Tampa Bay y los Dodgers de Los Ángeles los que culminaron la obra.
No fue fácil, hubo jugadores que incluso dijeron “no” a la temporada 2020, otros más que ya iniciada se bajaron del barco, incluso equipos como los Marlins que tuvieron que adaptar el roster de una manera increíble; jugadores sin experiencia en las Ligas Mayores u otros sin culminar el proceso de las menores, pero se hizo, nos pusieron a vibrar a todos y la cereza de este pastel llamado beisbol fue la actuación de los mexicanos Víctor González y Julio Urías en la Serie Mundial.
LAS COSAS MALAS QUE NOS DEJÓ…
En México vimos cómo la oficina de MLB cancelaba la serie que jugarían los Padres y los DBacks, algo que –todos sabíamos– iba a pasar.
A la par, LMB aguantó y estiró todos los recursos necesarios para tener campaña, se presentaron diferentes propuestas de acuerdo a los escenarios que pudieran existir, pero no, la pelota veraniega dijo “no voy más”.
Ya no llegamos a ver cómo los Acereros defendían su título y se engalanaban con el Juego de Estrellas, mientras que los obligados Toros y Sultanes buscaban echarles a perder la fiesta.
Acá en Puebla, la oficina de la Novena Verde le ponía a Carlos Gastelum un equipo para competir, la afición de los emplumados empezaba a soñar, y sí, era válido, la experiencia de cada jugador que se sumaba a los entrenamientos creaba una expectativa alta en el equipo que siempre ha dado la cara por el estado en el deporte profesional, pero… Sabemos la historia. No se pudo.
EN LAS INFANTILES…
Tristemente, y ya lo había escrito aquí, este virus nos quitó al gran mánager de AHOME de Los Mochis. Don Aurelio León partió y dejó un enorme hueco en la Asociación de Ligas Infantiles y Juveniles de Beisbol de la República Mexicana, el mánager que mereció por siempre mi respeto y admiración en la manera de jugar la pelota infantil, nunca había visto a nadie dirigir con tanto conocimiento del reglamento. Abrazo fuerte hasta donde esté.
Y sin ser víctima de la pandemia, hablando de grandes managers que partieron, este 2020 despidió al número 1 de la pelota infantil poblana. A inicios de este año, don Rafa Castelán le decía adiós a los diamantes terrenales para llegar al campo de los sueños y así medirse con el gran ampáyer.
La bandera más alta en la Liga Zaragoza la dejó él al darle al Puebla un Título Nacional, el reconocimiento puede presumirse o no, ese se los dejo a su criterio, pero el legado ahí está, vivirá y estará presente en cada momento.
Pasarán los años y se seguirá hablando de él, me seguirán preguntando por él con la misma respuesta “mi tío era Rafael Castelán” .
Por último, quiero agradecer a quienes se han tomado la molestia de ser parte de esto y leerme semana con semana. Mis mejores deseos a Rames Alle, por confiar y apoyar este sueño; a Patricio Aguilar, que sin necesidad se toma sus minutos; a Raymundo Calderón, por siempre hablar de pelota antes que otra cosa; hasta Texcoco, mi gran amigo y asesor Manuel de la Torre, que aunque pasa corajes y tristezas nunca se baja del barco a rayas, porque siempre tendrá la ilusión intacta.
A toda la Liga Zaragoza: ánimo niños y chavos, estamos más cerca que al inicio; mismo mensaje a mis anotadores, aunque cuando regresemos no sé con cuántos contaré pero sí con su amistad. A mi papá, que durante años ha sumado a esta causa, historia tras historia, increíble, nunca se deja de aprender. Y a Alma, por ser causa y motivo de iniciar esta historia que seguirá.
Al final, seguimos aquí, hablando de beisbol. No sé cómo será 2021, pero sé que cosas buenas vendrán, volveremos, sólo queda ser responsables y esperar, porque como lo dijo una vez mi capitán Derek Jeter “estar cerca, no es llegar”.