Guillermo Pacheco Pulido
Para fortalecer la indispensable unidad de los mexicanos, tenemos que comprender y señalar –entre otras muchas circunstancias– que vivimos momentos y espacios inéditos en que se unen historia y esperanzas para arribar a los mundos de la cultura y la civilización, a la cultura que nos hace presente el ayer majestuoso, y el asombro del paso de los tiempos y la obra de hombres y mujeres que vivieron esas épocas.
Por ello tenemos que caminar y observar por los mundos de la cultura y la civilización. La cultura implica el conocimiento de todo lo sucedido en el mundo y en nuestro entorno, en nuestro origen, en lo que se ha realizado, construido, pensado y dicho por los seres humanos, con su inteligencia, forma y modos de pensar y razonar.
La civilización, sin dejar de ver que es una línea muy delgada la que la separa de la cultura, se integra o representa por la forma ética, moral y jurídica, cómo actúan los seres humanos en su comunidad. Algunos maestros nos decían en clase que ambos conceptos, al final, significan lo mismo, sólo se trata de temas de nomenclatura.
Es decir, cada quien puede tener su opinión, que no variarán por ello los conceptos.
La cultura, desde luego, tiene sus etapas históricas y es precisamente la historia la que nos hace comprender y entender los valores de lo que tenemos y lo que somos como personas y, en su caso, como ciudadanos.
En nuestro país, México, tenemos una inmensa cultura, producto de las civilizaciones de todos nuestros tiempos.
Ahora sólo veremos algunos rasgos de esa cultura que nos heredaron los integrantes de los pueblos fundadores u originales en nuestro país, a quienes discriminamos llamándolos INDÍGENAS (algún día veremos este tema).
Trataremos de sintetizar, cosa muy difícil, el origen de nuestra civilización y cultura, que repito, nos legaron nuestros pueblos originarios de lo cual nos sentimos orgullosos, un ejemplo de ello, basta señalar que la conquista se inicia en 1521 y en 1553, cuando se inaugura nuestra primera Universidad por Cédula Real de 1551, igual a la importante de Salamanca; con esa razón Clavijero llamó a la Universidad de México “EL CAMPO LITERARIO MÁS RESPETABLE DEL NUEVO MUNDO”.
Con lo anterior podemos penetrar en el mundo maravilloso, místico, apasionante en la cultura y civilización de las denominadas zonas arqueológicas, hacer un breve recorrido, justificar la fuerza social de nuestra historia, de nuestra voluntad, de quienes entienden lo nuestro para identificarnos con la cultura mundial, con nuestra propia autenticidad.
Pruebas de esa cultura está en los centros ceremoniales: Teotihuacán, en el Estado de México; Uxmal y Chichén Itzá, en Yucatán; Palenque y Bonampak, en Chiapas; Edzná, en Campeche; Monte Albán, en Oaxaca; y podemos agregar a Tikal, en Guatemala, y Copán, en Honduras.
Dentro de las principales zonas arqueológicas en nuestro país tenemos: En el área denominada MAYA, las zonas de Bonampak, Cancún, Comalcalco, Chichén Itzá, Palenque, Tulum, Uxmal, Edzná, Izamal, Tikal y Copán, que comprenden desde el río Grijalva, en Tabasco, hasta Honduras y el Salvador.
Esta zona se destaca por la pluralidad de sus construcciones, sus pinturas murales; tiene una gran plaza conocida como la Acrópolis, el Templo de los Falos, el Observatorio, el Castillo, el Templo de los Guerreros, las Mil Columnas, el Gran Juego de Pelota y el Templo de Los Tigres.
En general, nuestro país es una gran realidad histórica con importantes zonas arqueológicas, de sur a norte, lo que consolida nuestra cultura con grandiosos orígenes.
Comentaremos a grandes rasgos de TENOCHTITLÁN, fundada en 1325 con un Templo Mayor excepcional, ubicado en el centro de la ciudad, dedicado al dios Tláloc, relacionado con el agua y la agricultura, otro templo fue dedicado a Huitzilopochtli, dios de la Guerra, contiene varias esculturas, entre ellas las dedicadas al Caballero Águila y al Caballero Tigre, quienes con toda valentía lucharon contra los conquistadores.
TEOTIHUACÁN, conocida como la Ciudad de los Dioses, se considera que es la expresión cultural más avanzada de su tiempo en Mesoamérica.
Destacan las Pirámides del Sol y de la Luna, cerca existe un gran lago con impresionante cubierta con vegetal poblado de encinos y coníferas, abundante fauna, lo que generó en ese entonces importante desarrollo.
La pintura mural alcanza gran desarrollo, no puede –pues– dejarse de observar las obras realizadas por los habitantes precolombinos, ni sus costumbres, sus creencias, sus ritos mágicos, costumbres. Podemos afirmar que nuestras costumbres se han desarrollado a pasos de inteligencia y golpes de férrea voluntad, cultura, tradiciones, religiones, mitos leyendas, folclor, lenguaje que se convierte en nuestra carne y en nuestra sangre y van en nuestro pensamiento y en nuestro caminar.
México es entrañablemente nuestro: tenemos historia con valores humanitarios que son sostén de nuestra identidad nacional. Las piedras de nuestros monumentos nos hablan de la magia de nuestro nacimiento y origen, y fortalecen nuestra voluntad para encontrarnos y platicarnos de sus tiempos y de lo nuevo.