Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Ya sale sobrando hablar sobre los cambios que se están dando en el mundo: climáticos, monetarios, científicos, tecnológicos y los causados por la violencia y la guerras.
Todos los que manejan y entienden la ciencia de la sociología (y los que la sufren) reconocen que esas modificaciones, por razones lógicas, afectan a la humanidad, quien entre asombro y miedo sólo observa lo que ocurre.
Dicen los que saben, que el impacto de las fuerzas modernizantes sobre el modo de vida tradicional ha sido trastornante; es, en realidad, una catástrofe cultural.
Con lo anterior, se han modificado las estructuras sociales, se ha debilitado la cohesión interna de los grupos, disminuye o desaparece la clase media, los procesos económicos son frágiles.
¿Qué es lo que queda? Se han transformado y en realidad se han desaparecido los valores y sólo queda el mundo del imperio de “la mercancía” y al final todo es “dinero”.
Lo anterior nos lleva necesariamente a hablar o tratar de hablar sobre “la economía”, porque ahora la problemática social nos conduce a ese tema.
Estamos gobernados socialmente por fenómenos económicos, que se posicionan por encima de los valores éticos, morales y humanos.
Tenemos que conocer y por ello ampliar ideas al respecto, acudiendo al gran economista Adam Smith, a quien se le reconoce como el padre de la ideología clásica denominada capitalismo (liberalismo económico).
Adam Smith, de origen escocés, era catedrático de filosofía moral en la Universidad de Glasgow; es el autor del libro superconocido titulado La riqueza de las naciones, en la que hace una descripción sobre el progreso económico, argumentando a favor del libre mercado y haciendo una crítica a las doctrinas de la economía política.
Nos habla del funcionamiento del libre mercado como el proceso por el cual los precios se establecerán con base en el intercambio entre los demandantes y los ofertantes, sin que intervenga ningún factor externo, ni la autoridad.
Se respeta la privación de los medios de producción. El Estado debe proporcionar seguridad a estos mecanismos de la comercialización.
Adam Smith creó la frase de “la mano invisible”, porque con ello indicaba que la economía no era problema, ni tenía por qué intervenir la autoridad. El mercado se rige por la ley de la oferta y demanda, fundamentalmente.
El profesor universitario Adam Smith señalaba que la riqueza de las naciones no procede de sus recursos, sino del trabajo que se desarrolla. La división del trabajo es fundamental para impulsar esa riqueza.
Sí bien es cierto que se puede admitir que es difícil aceptar que Adam Smith sea el padre de la economía moderna, sí fue su libro el gran impulsor y orientador sobre el tema de dicha economía.
El liberalismo económico y capitalismo sí es impulsado por Adam Smith. La libertad individual es una de las bases de este sistema económico: “Dejar hacer y dejar pasar”, lo que implica la no intervención del Estado en el proceso económico, se admite una mínima regulatoria.
Debe reconocerse los meritos de Smith, porque a finales del siglo XVIII no había ninguna teoría general de la economía y surge su libro Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.
El tema es amplísimo, con muchos y diversos estudios. Pero debemos interesarnos por conocer una mínima (que es mucha) parte del mundo de la economía, a fin de comprender dónde estamos y a dónde nos llevan.
En concreto, señalamos que ahora y hasta el fin de los siglos, el hombre tiene que prepararse para enfrentarse y vivir en un mundo cibernético, fundamentalmente económico. Todo se resolverá a través de la economía y no de ideologías.
El problema actual es que los economistas no se han puesto de acuerdo, para definir qué es la economía de la que estamos comentando.
La economía se apoya en la econometría, que es la aplicación de técnicas matemáticas y estadísticas a los problemas económicos.
Nos enfrentamos a muchas propuestas o tesis sobre diferentes concepciones económicas, por ejemplo: la economía de libre mercado, la economía con mercado dirigido por el Estado, la economía Keynesiana, la economía mixta, la economía planificada, la economía social de mercados, etcétera, etcétera, etcétera, por eso no nos entendemos.
El etcétera, etcétera, etcétera es para decir que hay mucho más, y con ello cubrimos o cubro mi ignorancia en el tema.
El mundo nos obliga a saber algo de economía, con ello venceremos.
Repito es el mundo en que vivimos que nos invita a conocer el etcétera, etcétera, etcétera de la economía, sobre todo para que se respete la libertad y la dignidad.