Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Los tiempos de hoy son de cambio. Tal vez las palabras tiempo y cambio corresponde explicarlas a los filósofos, y en algo a los sociólogos.
Con atrevimiento, paso a utilizar algunas enseñanzas no muy amplias de mi época estudiantil, donde se nos dijo que dicha palabra es muy antigua, que proviene del latín cambius: dar una cosa por otra; también se utiliza la palabra modificar; se aclara que la palabra viene del griego kenesis, que significa cambio o movimiento.
Sobre el tiempo, se conoce que todo fluye, todo cambia y no puede no ser.
Cambio es, entonces, entender que nos encontramos, en cuanto al tiempo, en constante movimiento y, por tanto, nada puede ser como antes, como señaló Heráclito de Éfeso.
La brevísima explicación anterior nace porque en toda plática surge la palabra cambio, que parece que muchos no alcanzamos a comprender.
Se dice que los tiempos de futuro
–ya presente– se basan en que todo está cambiando y todo va a cambiar.
Quienes no comprendamos esa realidad estaremos fuera de la sociedad.
El cambio social es contundente, cierto y real; como ya se ha señalado, la ciencia, la tecnología, la inteligencia artificial y el robotismo están acelerando esas transformaciones.
Por lo anterior, para que no se pierda el equilibrio armónico de la vida del ser humano, cada quien debe actuar en su campo de acción.
A quien corresponda cuidar la vigencia de la filosofía moral le toca entender que los cambios ahí también se van a dar, pero deben ser para mejorar y hacer más sólidos los principios morales que son la base de todo organismo humano.
La plática era sobre la situación económica del mundo. En ésta el sector empresarial tiene la mayor importancia, y se dice que ser empresario no es tener una empresa, sino que primero debe tener una férrea mentalidad empresarial.
Hay muchos negocios que están prosperando porque el nuevo empresario conoce su negocio, sus tiempos, razona, calcula, acepta y corre riesgos: esta es la nueva época, donde hay muchos triunfadores y muchos que se derrotan a sí mismos: ya no es momento de echar culpas a otros, sino de saber afrontar los tiempos. Si hay triunfadores es porque tienen real mentalidad empresarial.
No deja de agregarse que ser empresario requiere, como decía Baltasar Gracián, poner siempre un gramo de audacia en todo lo que se haga. Recordar que con ésta se puede intentar todo, pero no se conquista todo; además, hay que recordar que la audacia sin juicio es peligrosa, y el juicio sin audacia es inútil.
La audacia es una palabra sana, es un deseo que incita a hacer algo riesgoso que sus iguales comerciantes, industriales, empresarios, tienen temor de afrontar o realizar. O de otra forma, se dice que la pusilanimidad se predica de aquel cuyo deseo es reprimido por el temor a un peligro que sus iguales sí se atreven a afrontar.
Audacia: saber aprovechar las oportunidades; saber consultar y discutir antes de tomar la solución definitiva. A veces la decisión se basa en un sentido común, en la experiencia, en la información, en el estudio o, si se quiere, en la enseñanza que Bartimeo el de la Biblia entregó a la humanidad: tener fe.
A los jóvenes de hoy se les recomienda que sean audaces para ser libres y que estudien, aprendan idiomas. Que renueven sus esperanzas, pues son tiempos de oportunidades.
Las instituciones educativas tienen una importancia trascendental, que no nos enseñen a luchar contra lo viejo, sino a ser permanentes constructores, innovadores canalizando la energía de la mente y la sana pasión del pensamiento, que se enseñen a los jóvenes nuevas estrategias, nuevas valuaciones, nuevas bases de reflexión a favor de lo humano frente al mundo desorbitado de lo inhumano.
Todo el tema de hoy es demasiado complejo, con problemas que son ancestrales, nuevos y futuros que hay que vivirlos y experimentarlos para encontrar las soluciones.
Tiene mucha razón lo que dijo Sir Winston Churchill: la falla de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles, sino importantes.