Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
La lucha de las mujeres para lograr su igualdad jurídica y social pasa del silencio de las palabras al triunfo de la acción y se escucha en Puebla: “nosotras las de siempre ya no somos las mismas”.
En su interesantísimo libro Feminismo 4.0 La cuarta ola, Nuria Varela nos explica que el feminismo es una vanguardia (que tiene más de tres siglos) y, como tal, no ha parado de avanzar desde que nació.
Por el contrario, en su doble vertiente de teoría política y movimiento social, ha revivido con una fuerza que nunca hubiéramos sospechado cuando nos pasábamos la vida explicando aquello de: “feminismo no es lo contrario de machismo”.
Las mujeres han estado en una larga y a veces hasta cruel historia en la que carecían de todo derecho humano y jurídico. Todo y todos les negaban el acceso a una vida digna y, si se admite la palabra, se les sometía a la esclavitud.
Muchas mujeres lucharon contra esa situación y siguen combatiendo muchos estereotipos que tiene y práctica nuestra sociedad vigente.
En la edad media vivió Christine de Pizan, quien escribió el libro La libertad de las damas en 1407; en él señalaba que las mujeres poseían la misma capacidad intelectual de los hombres.
Es una obra precursora del feminismo contemporáneo, en ella se decía: las mujeres culturalmente “saben lo que quieren” (se recomienda su lectura).
Juan María Alponte, en su interesante libro Mujeres: crónica de una rebelión histórica, comenta sobre la defensora de los derechos de la mujer Olympia de Gouges, quien nació el 7 de mayo de 1748.
Olympia creció en una época en la que los libros se mandaban a quemar, más aún si se hablaba a favor de las mujeres; los textos “eran el lenguaje de las llamas”.
En la época en que luchó Olympia, entre los libros prohibidos estaba La Enciclopedia, considerado una herramienta admirable de la ilustración, pero incluido entre lo herético y lo peligroso.
Se condenó también la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano.
Olympia escribió Conversaciones con Emilio, en donde abordó cómo educar a los niños y, por tanto, a los seres humanos para su responsabilidad, es decir, para la libertad. Murió en la guillotina.
En el siglo XVIII la inglesa Mary Wollstonecraft demandaba igualdad para las mujeres y los hombres; para ello, se afirmaba que los niños y las niñas deberían tener la misma enseñanza educativa.
En todos estos y futuros tiempos, las mujeres no podían ejercer profesión alguna, se les prohibía salir de sus casas, o asomarse por las ventanas y casi se les prohibía pensar.
A partir de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, aumentaron las mujeres que dirigían a otras para exigir que se reconocieran sus derechos en igualdad con los de los hombres, entre ellos, el de ejercer el voto ciudadano.
Transcurren los tiempos históricos de la lucha de las mujeres y en 1789 se expidió la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en la Asamblea Nacional de la Revolución Francesa, que no era aplicable a las mujeres.
Continuó la lucha, que aún hoy está presente.
Posteriormente aparecieron muchos documentos y algunos libros a favor de los derechos de las mujeres, entre ellos el que escribió Virginia Woolf.
Éste se titula Un cuarto propio, porque ella decía que las mujeres habían representado en la historia un papel limitado porque siempre carecieron de dinero y una habitación propia a la que se pudieran retirar y tener una esfera privada, que les diera tranquilidad y aislamiento necesario para poder pensar y escribir (como siempre, se recomienda leer este libro).
Virginia Woolf se preguntaba: ¿dónde están las mujeres en la historia?
Dónde están las mujeres en la historia tiene hoy claras respuestas en miles y miles de mujeres que en uso de su lucha y dignidad mantienen una participación activa en su vida privada y pública.
De ello hay y existen múltiples ejemplos en todos los campos de la sociedad, profesionistas, políticas, funcionarios públicos y privados, en varios campos de liderazgo social o encabezando demandas gubernamentales, en los millones de anónimas mujeres que saben conducir sus hogares, periodistas, escritoras, líderes obreras y campesinas.
No dejamos de reconocer que aún falta incorporar a mujeres en el campo de la libertad y en la conquista de su dignidad, de su personalidad, su independencia, su igualdad jurídica entre otros muchos aspectos.
El universo femenil está en una lucha, exige los cambios en las leyes, se preguntan con decisión: “por qué se ha de temer a los cambios, toda la vida es un cambio ¿por qué hemos de temerle? Tal vez necesitamos cambiar desde sus raíces la cultura que hace ese daño”.
Por razones de espacio pasamos a señalar a unas mujeres de entre las muchas que son ejemplo de trabajo, estudio, sacrificios, tenacidad, perseverancia, en el campo social y que siguen aportando lo mejor de ellas mismas en beneficio de la colectividad.
Porque es en Puebla donde han nutrido su espíritu de lucha y construyen el camino de dignidad femenina. Muchas han fallecido pero viven en el activo victorioso del feminismo.
Una disculpa porque por razón de espacio no se puede mencionar a diversas personalidades femeninas.
Dra. María Lilia Cedillo Ramírez
Primera rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quien nos enorgullece a los egresados, a los poblanos y, podría presumir, hasta a los habitantes de la República Mexicana.
No son palabras solamente, porque la doctora Cedillo es una profesional de excepción, quien con sus propios esfuerzos fue estudiante ejemplar, así como directora del Instituto de Ciencias de la BUAP y del Centro de Detección Biomolecular.
Es una química fármacobióloga egresada de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP.
Amplió su preparación académica en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, obteniendo la maestría y el doctorado en la especialidad de Microbiología; cuenta con un posgrado en la Universidad de Alabama de Birmingham en los Estados Unidos de Norteamérica.
Ejerce la docencia: ha dirigido 24 tesis de licenciatura, de maestría y doctorado.
Ha publicado más de 50 artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras relacionadas con temas de enfermedades infecciosas.
Está desarrollando un vigoroso proyecto científico que dignifica a la universidad poblana, conduciendo a los jóvenes hacia un buen porvenir.
En compañía de la rectora Cedillo, construyendo la vida universitaria, están las profesionistas con alta calificación científica cultural, técnica, así como el personal administrativo femenil, con sentido de absoluta responsabilidad.
La doctora Cedillo parece decirnos: el cerebro no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender.
Dra. Beatriz Gutiérrez Müller
Profesora universitaria, investigadora y escritora. Se graduó en la Universidad Iberoamericana Puebla en Ciencias de la Comunicación, con la tesis Regulación de los Usos de los Medios de Comunicación en la Leyes Electorales Federales.
En esa institución obtuvo la maestría en Letras iberoamericanas con la tesis Memoria Artificial en la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
En la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Iztapalapa, obtuvo el doctorado en teoría literaria (sobre las obras de Mijaíl Bajtin).
Realizó actividades periodísticas para medios nacionales y estatales, así como para radio y televisión, en especial en la ciudad de Puebla.
Fue directora de difusión en el gobierno de la ahora Ciudad de México.
Como maestra universitaria impartió conferencias y comentó libros; su primera novela se titula Larga vida al sol, editada por Planeta.
Es investigadora del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología. Está acreditada como investigadora A de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Recientemente el Conahcyt le otorgó el Nivel Dos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Su pasión por la historia de México la comparte con su esposo Andrés Manuel López Obrador.
En 2016 Beatriz Gutiérrez Müller publicó su libro Dos Revolucionarios a la sombra de Madero: La historia de Solón Argüello Escobar y Rogelio Fernández Güell, del cual el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, escribió el prólogo.
Desde el inicio de este gobierno Beatriz Gutiérrez Müller tiene el cargo honorario (sin sueldo alguno) como directora del Consejo de la Memoria Histórica y Cultural de México.
La frase que parece decirnos es: la recompensa se encuentra en el esfuerzo, no en el resultado.