Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Michio Kaku, en su libro El Futuro de la Humanidad, nos habla de la posibilidad de catástrofes para la población y nos pone como ejemplo la erupción del volcán de Toba, en Indonesia.
Este fue el episodio volcánico más potente que generó millones de muertes y un calor abrasador, pero después la temperatura bajó de golpe provocando un mortal invierno.
Nos explica que estos fenómenos pueden ocurrir en próximos miles de años inevitablemente, causando el exterminio de la humanidad. Entre paréntesis, me acordé de que a veces quisiéramos solo escribir en forma positiva, señalar lo bueno del mundo, de las personas, de la historia.
Sin embargo, es necesario, con sentido de responsabilidad, tratar de orientar a la población respecto de algunas realidades, de suturar acontecimientos que pueden dañar a los seres humanos, independientemente que tengan cosas positivas.
Tal es el caso de lo que ha tomado fuerza de opinión en ésta y, casi inevitablemente, futuras épocas, que es la denominada inteligencia artificial.
Procuremos la utilización de la claridad al hablar del modesto Popocatépetl, que nos asusta muy seguido al tener varias explosiones.
Cuando esto acontece nos dicen todos los que saben de esto que el volcán hará explosión en cinco minutos, o en 50 minutos, o en cinco años, o en 50 años.
Nos aclaran que no hay nadie en el mundo que pueda predecir la fecha o momento de la explosión de un volcán.
Por ello, cuando en los libros se nos explica que estas explosiones destructivas de la humanidad se darán dentro de muchos siglos, me acuerdo del Popocatépetl y de que nadie puede determinar fechas.
En fin, como decían los abuelitos: “que Dios nos agarre confesados”.
Siguiendo con el tema, se nos explica que “la naturaleza algún día se volvería contra nosotros”.
Que al enfrentarse a un ambiente hostil, los organismos tienen tres caminos a seguir: escaparse de ese ambiente hostil, adaptarse a él, o morir.
Se analiza que será tan grave el daño que no podremos adaptarnos, que tendremos que abandonar la Tierra o perecer, no hay otra opción.
Nos dice Michio Kaku que “en el plazo de unas décadas, tendremos que enfrentarnos a amenazas que no son naturales, sino en gran parte autoinflingidas, debido a nuestra insensatez y falta de visión”.
Nos enfrentamos al peligro del calentamiento global, creando la atmósfera misma de la tierra se volverá contra nosotros, nos enfrentaremos al peligro de la guerra moderna a medida que proliferan las armas nucleares en las regiones más inestables del globo.
Nos enfrentaremos al peligro de microbios convertidos en armas como el del Sida, propagado por el aire, y el del Ébola… además del aumento de la población que a diario consume recursos a un ritmo enloquecido.
Además, existen desastres naturales incontrolables. En el plazo de unos “miles” de años nos encontraremos al principio de otro periodo glacial. Estaremos en otra edad de hielo.
Aún suponiendo que evitemos todos estos peligros, hay una que empequeñece a todos los demás dentro de 5 mil millones de años: el Sol se expandirá formando una gigantesca estrella roja que llenará todo el cielo.
El Sol se hará tan grande que la órbita de la Tierra quedará dentro de su atmósfera, y el calor abrasador hará imposible la vida en este infierno.
El autor, a pesar de las fechas anteriores, nos da una esperanza: podremos abandonar la Tierra.
Ya se descubrió un planeta semejante a la Tierra. El problema es que no se ha inventado la nave que pueda trasladar a 7 mil millones de personas.
Vale la pena leer el libro que se trató de comentar.
Nos habla también del fenómeno social que ya está en uso y que generará una tremenda positiva y negativa expresión en los que se desenvolverá la humanidad y que es la inteligencia artificial, tal vez el futuro poder o el amo del mundo.
La inteligencia artificial es el proceso que tiende a la creación de un sistema informativo que pueda realizar actos o tareas que puede hacer el ser humano.
Es decir, suple al ser humano, actúa como ser humano, sin ser humano.
Pueden crear a un ser humano que sea igual a otro ser humano, que cometa delitos como si fuera un ser vivo (imputar la ley la responsabilidad al ser humano real).
La inteligencia artificial suple al ser humano en la fábrica, crea legiones de obreros desplazados que van por ello camino a la pobreza y a la miseria, se quedan sin seguridad social.
Las entidades encargadas de proporcionar salud desaparecen porque ya no hay quien pague “cuotas”.
El Estado tiene que tomar medidas ante estos fenómenos graves que están aconteciendo en el mundo.
El robot que se crea con la inteligencia artificial no tiene emociones, lógico, no es humano.
Hasta ahora parece que a la inteligencia artificial la controla el ser humano, pero se presume la posibilidad que ésta genere sin independencia del hombre y en ese momento será el peor enemigo de la humanidad.
Tal vez pasen muchísimos años para que esta posibilidad se realice.
Hay un libro del autor Michio Kaku titulado El futuro de la humanidad. En él nos dice que: estamos en la época de las máquinas robots. Este tema estará y seguirá estando en debate a favor y en contra la presencia del “Robot”.
Como ejemplo nos dice el autor: en 2017 surgió una controversia entre dos multimillonarios: Mark Zuckerberg, de Facebook, y Elon Musk de Spacex y Tesla.
El primero sostenía que la inteligencia artificial era un gran generador de riqueza y que beneficiara a toda la sociedad.
En cambio Musk lo veía todo mucho más oscuro y declaró que se planteaba un peligro existencial para toda la humanidad, que algún día nuestras creaciones se vuelvan contra nosotros.
Samuel Butler dijo: a medida que los robots sean más inteligentes que nosotros, podemos llegar a sentirnos inservibles, descartados por dichas creaciones.
El profesor de Oxford Nick Bostrom ha declarado que “ante la perspectiva de una explosión de la inteligencia, los humanos somos como niños pequeños jugando con una bomba… No tenemos idea de cuándo ocurrirá la detonación, aunque si nos acercáramos el aparato al oído podemos oír un leve tic-tac, tic-tac, tic…”.