Fotos: cortesía Archivo Tomás Montero Torres
Los músicos y Don Guillermo Knorhauser, el propietario de la disquera Peerless, lo admiran.
Es un placer trabajar con él, le aseguran al fotógrafo que ese lunes, 24 de marzo de 1947, documenta la grabación.
Les sobran las razones: al piano, el sinaloense que firmó cuatro años antes exclusividad con este sello lee la partitura, toca pasajes, afianza la letra.
Es la primera vez que se enfrenta a los ocho temas de este disco. Las estudia y, como magia, se le quedan en la mente y la interpretación para siempre.
Acuerda con el trompetista, con el guitarronista.
Comienza con “Mi cariñito”.
Están en Mariano Escobedo 200, de la Ciudad de México, inmueble que fue demolido y hoy es edificio de departamentos.
Los derechos de las canciones son de Warner Music de México. Y esto lo cuenta Paul Riquelme, explorador de biografías.