Diana López Silva
La pandemia aumentó la discriminación contra personas sordas, al verse impedidas a realizar la lectura de labios para comunicar, debido al uso generalizado del cubrebocas, señaló Diego Barroso Cordero, joven con sordera que hoy es instructor de lengua de señas.
Gloria Angélica Ortiz Barroso, directora de la Licenciatura en Idiomas, Enseñanza y Diversidad Cultural de la UPAEP, destacó la falta de datos precisos sobre las personas sordas en México y en Puebla, ni de cuántos sellantes de Lenguas de Señas Mexicanas existen en el país.
Con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2020, el 16.5% de la población dijo tener una discapacidad, pero “incluye a todas las discapacidades que existen en el país y no está especificado cuántas son las personas sordas ni cuántos sellantes de lenguas de señas”.
Ortiz Barroso estimó que en México existen alrededor de 90 mil niños sordos y, de estos, sólo 60% tiene acceso a la educación, debido a la falta de posibilidades de comunicación, y a la falta de profesores que puedan ayudarlos.
Ello, a pesar de que la lengua de señas está reconocida en México desde 2005 como lengua nacional, junto con otras 68 lenguas indígenas más el español.
Diego Barroso Cordero, conferencista, tallerista y profesor certificado en lengua de señas, lamentó que la inclusión ahora esté de moda, pero confió en que algún día se presente de manera natural en el día a día.
Explicó la doble dificultad e comunicación que representó la pandemia por COVID-19 para la comunidad sorda: además de no poder leer los labios, tuvo que utilizar la lengua de señas, que muy poca gente conoce.
Por ello, invitó a la gente a aprender la lengua de señas, para conformar una verdadera comunidad de inclusión.
Recordó que en 2008, el gobierno estableció que las cadenas de televisión que transmiten a más del 50% del país deben tener intérpretes en su programación o subtitulos ocultos, pero faltan intérpretes.
Por ello, hizo un llamado de solidaridad a las personas que tienen la posibilidad de aprender la lengua de señas, ya que nunca se sabe cuándo puede ser útil este conocimiento para ayudar a alguien en la calle, en la familia o en centros de trabajo.
Finalmente, Diego Barroso subrayó que la lengua de señas es un recurso valioso para comunicarse con el resto de la comunidad en cualquier momento y cualquier actividad.