En tres años, 299 padres de familia en el estado de Puebla denunciaron que adultos encubiertos sedujeron a sus niños y adolescentes
Claudia Espinoza y Dulce Liz Moreno
En promedio, cada cuatro días un padre de familia denuncia que uno de sus hijos fue seducido vía internet por un pederasta en el estado de Puebla.
Para cuando un familiar adulto acude a la fiscalía, lo que requiere es ayuda para que cese la extorsión, el ciberacoso y la presión sobre niños o adolescentes engatusados online.
Esto es, que el delincuente ha logrado que la víctima menor de edad entregue fotografías o videos de contenido sexual o haya sostenido charlas por texto o audio del mismo corte.
Y que, con ese material, ejerce presión sobre el niño o adolescente, con la amenaza de darlo a conocer si se niega a producir y ceder más contenido, en el caso de los delincuentes que trafican con imágenes, audios o textos, o se rehúsa a tener encuentros presenciales, en el caso de los pederastas.
Antes de esa fase de coerción, el niño o adolescente víctima no informa a su entorno que está siendo seducido por internet.
Lo explican las expertas Tatiana Ringenberg, Kathryn Seigfried-Spellar y Julia Rayz, quienes investigan el modo de operación de los ciberdelincuentes que perpetran grooming.
Las tres académicas son las punteras en estudiar la dinámica de los victimarios, con el fin de que la policía investigadora intervenga con eficiencia frente a las redes de pornografía infantil y trata de menores.
PROTEGER A MENORES
“Cambia la clave de acceso a internet en casa”, recomienda Bernardino Brambila, educador en tecnologías de la información, para limitar el horario en el que niños y adolescentes pueden navegar.
Los depredadores operan con facilidad con menores de edad que pueden usar internet mientras los adultos de la casa duermen o están distraídos, indica.
A todos los niños y adolescentes les incomoda la primera charla erótica de un depredador online, aseguran las investigadoras; es en esa etapa del delito en la que un menor de edad que confía y se comunica bien con algún adulto lo expresará y se detectará el grooming.
Pero esto casi nunca ocurre y la conducta del delincuente escala, agregan.
Así que otros dos factores cobran relevancia en casa, coinciden los cuatro especialistas:
Uno, mantener comunicación para que niños y adolescentes pidan ayuda cuando sientan incomodidad.
Dos, supervisar las actividades online, pues los ciberdelincuentes se hacen pasar por gamers durante el desarrollo de partidas de videojuegos, estudiantes de colegios que han visto a las víctimas en fiestas o compañeros de clubes deportivos y de recreación.
Grecia Macías, abogada de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), exhortó a las autoridades a investigar los ciberdelitos sin vulnerar la intimidad de las personas, criminalizar o revictimizar.
Con base en su experiencia de acompañamiento a víctimas de delitos, indicó que la legislación aún es insuficiente para detener y castigar la conducta criminal en el ciberespacio.
FASES DEL MODUS OPERANDI CRIMINAL
En general, esta es la dinámica que los ciberdelincuentes aplican con las víctimas que enganchan:
- Construcción de amistad por intereses comunes
- Creación de vínculos con charlas sobre el día a día
- Evaluación de riesgos de ser descubierto
- Tentaciones positivas y negativas y sexualización
CIBERDELITOS EN LA ENTIDAD
La Policía Cibernética del estado indica que el año pasado:
- 8 mil 928 personas realizaron peticiones de auxilio por ser víctimas de ciberbullying
- Siete de cada diez de ellas eran mujeres
- Los delitos más frecuentes reportados fueron ciberextorsión, usurpación de identidad y violación a la intimidad sexual
- El protocolo de esta policía consiste en pedir a las víctimas que denuncien ante la Fiscalía General del Estado
La Secretaría de Seguridad Pública estatal indicó que en los más recientes tres años:
- Se reportaron 419 casos de ciberacoso
- 299 niños y adolescentes víctimas de grooming
- Mil 971 denuncias acusaron usurpación de identidad en el ciberespacio
- Mil 142 personas acusaron violación a la intimidad sexual: difundir imágenes u otro material sexual explícito de una persona sin anuencia