Karla Cejudo y Mariana Flores
Del 1 de enero al 24 de agosto fallecieron en Puebla 29 embarazadas, seis de ellas (20%) por COVID-19 y el resto (23) por complicaciones durante y después del parto, ello implica un aumento de 38% respecto a las 21 defunciones del mismo periodo de 2019, cuando no se tenía la pandemia, indicó la Secretaría de Salud federal.
De esta forma, la entidad es cuarto lugar nacional con más muertes maternas, junto con Chihuahua y Ciudad de México, sólo superadas por Estado de México con 76 casos, Chiapas que registró 41 y Jalisco que tuvo 34.
De las 29 muertes maternas en Puebla, 17 ocurrieron en hospitales de la Secretaría de Salud, seis por no tener atención médica, tres en clínicas particulares y tres en los del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Respecto a las muertes maternas por COVID-19, Ciudad de México encabeza el listado con 14 casos; Estado de México, 12; Tabasco, 11; Baja California, diez; y Puebla, sexto lugar, con seis.
SE INFECTÓ A UN MES DE DAR A LUZ
Fernanda Camaño Fuentes, de 23 años y con ocho meses de embarazo, vive con el miedo de no saber qué pasará con su bebé, tras infectarse de coronavirus.
Llevaba más de una semana sintiéndose mal. Tenía dolor la cabeza y vómitos constantes, más que al inicio de su embarazo. Su esposo la convenció de hacerse la prueba y dos días, por correo electrónico, obtuvo el resultado: positivo.
“No sé dónde me contagie. En verdad no hemos salido de la casa. Pudo haber sido aquí, en la tienda cerca de mi casa, porque es el único lugar al que hemos salido mi esposo y yo”, narró para Crónica Puebla.
Fernanda vive en la capital poblana, su esposo es maestro y asegura que guardaron el confinamiento indicado.
“¿Qué siento? Es horrible, como si tuvieras una pila de ladrillos en el pecho. No podría decir que es como una gripa porque es más feo. Me siento cansada todo el tiempo, a veces veo como ‘nublado’. El doctor no me dio nada, sólo antinflamatorios, pero me dijeron que no hay modo de saber si mi bebé va a estar contagiado y pues sí me da miedo”.
“Lo que nadie te dice es cómo lo va a aceptar tu familia, porque alguien tiene que hacer las cosas por ti, pero al mismo tiempo tienen que alejarse. Algunos no lo entienden y otros lo toman a mal”, sollozó Fernanda al aceptar que su familia se la ha dejado sola, en especial sus suegros.