Mariana Flores
Sientes que el pecho se te hace chiquito, duele respirar, duele la cabeza, y tú lo sabes, sabes que es COVID-19, no hay de otra. Pero lo que más duele es la familia, ¿cómo les digo?
En ese momento ya no sabes ni qué hacer”, señaló una enfermera que hace un mes fue diagnosticada con COVID-19.
La joven – quien pidió llamarse Carmen para proteger su identidad– narró que este nuevo coronavirus es como un cáncer, del que no solo se enferma el paciente, sino la familia y los amigos.
Considera que los familiares de un enfermo de coronavirus suelen generarse síntomas psicológicos o inician con paranoias de la enfermedad, mientras quienes sí llegan a sentir los síntomas, muchas veces hacen caso omiso y piensan: “a mí no me va a pasar”.
“Son muchas vertientes de lo que pasa. Las familias quedan gastadas, no solo el enfermo lo padece. Quienes vienen de lejos y se internan, pues traen a sus familias y eso involucra pasajes, comida, hospedaje y a parte los medicamentos. Además de que tampoco están exentos de haberse podido contagiar”, dijo.
Carmen trabaja en uno de los hospitales públicos que fueron reconvertidos para tratar a pacientes con el virus.
No le queda claro cómo se contagió, pero resalta que las posibilidades de contraer el virus en el hospital son muy altas.
“Por cuidadosos que seamos, hasta un chicotazo del elástico del cubrebocas podría estar infectado y con eso, nosotros podemos contagiarnos. No hay un método que te garantice inmunidad”, afirmó.
La enfermera explicó que se percató que tenía el virus, cuando comenzó a sentir que le faltaba el aire, situación que se complicaba con el uso del cubrebocas. Al segundo día de presentar síntomas, se realizó la prueba y dio positivo, por lo que tuvo que aislarse.
Afortunadamente, ni su esposo ni sus dos hijos resultaron contagiados; aunque no ha podido verlos desde el pasado 11 de julio cuando se mudó a un departamento que rentaban a estudiantes universitarios.
Carmen contó que algunos de sus compañeros ya se han enfermado hasta tres veces.
“Nosotros los cuidamos (a la ciudadanía) cuando nos necesitan, creo que hoy es su turno, porque no sabemos si mañana ustedes van a estar en una de esas camas”, consideró.
AFECTACIONES
Desde el inicio de la contingencia y hasta el corte del pasado miércoles, 4 mil 556 trabajadores de la salud en el estado han contraído el COVID-19, 156 siguen activos y contabilizan 99 defunciones. El resto habría sido dado de alta, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud de la entidad.
Según el informe, de los 99 fallecimientos, 69 eran médicos, 12 enfermeras y 18 trabajadores de otras áreas.
Con una cifra de 86 fallecimientos, la Secretaría de Salud federal colocó a la entidad como la tercera a nivel nacional con mayor número de muertes de personal médico por la pandemia de coronavirus.