Por: Diana López Silva
Gran polémica desató la iniciativa del Senado de la República para prohibir el castigo corporal y humillante como método de disciplina para niños. Unos la califican de exageración y otros la justifican, ante 40% de aumento en la violencia contra menores en México durante el confinamiento por coronavirus.
El 23 de septiembre, las Comisiones Unidas de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia y de Estudios Legislativos lograron la aprobación en el Senado de la iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y el Código Civil Federal, para prohibir el castigo corporal y humillante como método correctivo o disciplinario a menores de edad.
La propuesta se avala con observaciones de organizaciones Save the Childrens y la Red Paz Mx. “Han estado sujetos a agresión psicológico y/o castigo corporal en su hogar 63% de niños, niñas y adolescentes de uno a 14 años de edad, 38% fueron objeto de castigo corporal, 6% fueron castigos corporales severos y 31% experimentaron formas de disciplina no violenta”, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres.
La iniciativa pasó a la Cámara de Diputados y se espera su análisis y posible aprobación en esta semana.
INCREMENTO DE INCIDENTES
José Alfonso Cortés Zamora, psicólogo del Sistema DIF municipal en Puebla, avaló la iniciativa del Senado, pues alertó sobre un incremento de 40% de casos de violencia física y psicológica contra de menores de edad.
La dependencia ha atendido más de 500 incidentes, de enero a septiembre de este año, lo que representa 200 casos más que el mismo periodo en 2019.
Del total de casos de 2020, 80% corresponde a violencia psicológica y 20% a física.
“Se repiten casos de gritos, manazos, coscorrones, jalones de pelo y trato humillante, desvalorización de los niños y la ridiculización”, señaló.
El académico pidió entender el contexto de la propuesta, ya que el confinamiento de las familias desde marzo pasado por la emergencia sanitaria de COVID-19 ha representado un reto para los padres, quienes tienen que pasar todo el día encerrados con sus hijos.
Los padres no sólo tienen encima problemas económicos ante recortes y despidos laborales, pérdidas familiares a causa del virus, sino también tienen que llevar el sustento, realizar labores domésticas y actividades de maestro por la modalidad de clases en casa.
Cortés Zamora señala que toda esta situación causa el aumento de violencia hacia los menores de edad, que en temporada de vacaciones suele incrementar más de 70% por la presencia de los hijos 24 horas en la casa.
Respecto a la modificación en la ley, el especialista celebró que no sea una reforma punitiva, sino preventiva, que contempla acciones correctivas para los padres de familia como escuela de padres, atención psicológica y servicio social. Sin embargo, recordó que cuando las huellas psicológicas y físicas que presenta el menor son graves, entran otras medidas legales que pueden terminar en la separación de los hijos y penas para los tutores.
PADRES SIN PONER LÍMITES
Para el psicólogo José María Velázquez Giles la propuesta del Senado “es terrible”, porque no atiende el origen del problema.
Sentenció que es muy difícil legislar sobre la vida privada, porque el problema es que los papás mexicanos no saben poner límites claros, si no, no entenderían que sí existe una educación sin golpes y que no hay necesidad de pegarle a los niños.
“Tuve una alumna que la mamá le rompió la cuchara del mole en la cabeza”, recordó.
Con 30 años dando capacitación en Escuela Para Padres, alertó que hay otro riesgo, porque los senadores argumentan que la violencia genera más violencia, pero también la falta de límites.
“Los niños terminan haciendo lo que quieren y los papás no son capaces de poner los límites más claros. Esto tiene que ver con los valores de la familia, hay cosas que no son negociables. Pero vuelves locos a los niños cuando le permites unas cosas y otras no”, puntualizó.
Mencionó que otro pendiente en la educación de los niños es la resiliencia, para que comprendan que si se portaron mal habrá un castigo y deben asumir su responsabilidad.