Esta tradición se celebra en honor a San Antonio Abad, el patrón de los animales. Las personas llevan a sus mascotas para ser bendecidas por un sacerdote.
Este acto destaca la importancia de cuidar y respetar a todas las criaturas vivientes.
En la gráfica, el atrio de una iglesia en Ciudad de México luce lleno esperando la bendición del párroco.