Un día como hoy, en 2003, fue inaugurada esta escultura monumental, objetada por artistas y académicos que consideraron capricho del entonces edil de Puebla capital, Luis Paredes “tener un Sebastián”, con estilo ajeno al barrio fundacional de Analco y material que desarmoniza con el Centro de Convenciones –piedra y hierro, corredor fabril del siglo XIX– y su entorno.
Con el fin de acallar las críticas, el alcalde aseguró que el artista no cobraría la obra, pero terminó por reconocer que había tomado del erario el pago millonario para el autor.