Daba sus primeros pasos. Así, pavimentaba su camino.
Y edificaba su proyecto.
Un proyecto que sin duda llegó lejos.
Siempre, claro, bajo la égida de su creador y titiritero.
Javier López Zavala fue el “delfín” de Mario Marín.
Y algo más: su “hijo”. El hombre elegido para ser su sucesor.
El heredero universal de eso llamado poder.
El oriundo de Chiapas se quedó muy cerca.
A un pasito.
La artera traición de su progenitor.
Las fracturas.
La división.
Y el agotamiento de la clase política, lo apartaron de Casa Puebla.
Historias de familia.
Historias de la Gran Familia Priísta.