Hasta hace poco, el Día del Trabajo era Día del Trabajo. Hasta hace poco, servía para reiterar las demandas obreras.
Hasta hace poco, era una verdadera catarsis colectiva. Hasta hace poco, era un solo grito de reinvidicación.
Pero eso ya cambió. Hoy la movilización es una desafortunada anécdota; silencio masivo inútil porque todo ha cambiado para todo que siga igual. Y mucho peor con la pandemia