En 2017, en aquella “normalidad” que ya no volverá, miles de poblanos pudieron disfrutar de algo tan sencillo como ir a patinar en una pista de hielo.
Niños de la mano de su papá, experimentando esa sensación de libertad.
Adultos tratando de mantener el equilibrio, con una sonrisa de oreja a oreja.
Chicos y grandes manteniéndose al margen, por temor a una dolorosa caída, pero atentos –atentísimos– a cada recorrido, a cada paseíllo de los que sí se atrevieron.
Y todos... felices.
Con esa felicidad de los mejores momentos de una vida llena de complicaciones y absurdos.
Esa felicidad, simple pero rotunda, que este horroroso 2020 no será posible porque la pandemia de COVID-19 hasta eso secuestró.
Fotografía: Agencia Enfoque