Dr. Atl –Gerardo Murillo (1875-1964)– se mudó de la capital del país en su mejor momento como enorme pintor, maestro de Diego Rivera, Siqueiros y Orozco e ideólogo del muralismo– a las faldas del Paricutín, el volcán que vio nacer (1943).
Sus amigos lo vieron disfrutar el cuerpo y las entrañas del joven volcán michoacano, del Popocatépetl y la vecina Mujer Dormida. Ahí se sentía en casa, estudiando a profundidad a sus anfitriones
Y los retrató cientos de veces, trepado en sobrevuelos para mirar los cráteres.
¿Fijación? Quizá.